Saturday, February 16, 2008

Estampas camagüeyanas (II)




II

Ella puede llamarse Lucía, Olga, Yumaisy o Caridad. El nombre es lo de menos. Está siempre frente a la tienda donde se compra con CUC (la moneda fuerte de ahora), pero ella no es una usuaria del sitio. Su misión es otra. Ella vende los necesarios billetes con respaldo dolarizado para comprar dentro. Es discreta, sólo los anuncia casi al oído del transeúnte. La mirada siempre inquieta rastrea por la acera la presencia de algún policía. Otras veces le llega la voz: agua, agua; la conocida contraseña, de que se aproxima la autoridad, y entonces echa a andar en dirección contraria. Cuando pasa el peligro, regresa a sus funciones. El dinero lo trae bien envuelto en su seno, cuando tiene que vender, se vira y con ágil gesto lo saca. También vende fracciones de billetes en las moneditas al uso…Puede llamarse Lucía, Yumaisy o Caridad, da igual, pero su negocio son los CUC, a veintiséis y veintisiete pesos, si está cerca la Navidad, el fin de año, o si ha habido rebajas…

III

Una mujer, desaliñada, pero todavía con relativa juventud, desanda la calle comercial atestada de gentes en la mañana del domingo. Me interpela al paso y me pide dinero, ya alguien le ha dado algo: un CUC, el dólar al uso; y me pide más “dinero cubano” para adquirir otro de aquellos, en la cercana Cadeca. Me explica que lo necesita para comprar una toalla al pequeño nieto enfermo. No sé lo que ha dicho al anterior que la ha ayudado. Me pide una cifra, —por lo menos diez pesos—, me suplica lastimera: — ande señor—, mientras mira con una insistencia desesperada mi cartera. Le doy la mitad de lo que me pide, lo que tengo a mano. Pero me queda un sabor amargo. Quizás porque pude haber sido víctima de su descaro, disfrazado de necesidad, pero uno nunca puede saber… pero a lo mejor no… El rostro de esta triste y desesperada mujer se me ha quedado grabado. Ella no es la única que merodea por estas calles pidiendo algo esta mañana de domingo, pero hay algo en su mirada que me ha dejado pensando en el adagio bíblico de “a los pobres los tenéis siempre”….

Carlos A. Peón-Casas
Estampas camagüeyanas (I)

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