Domingo de Resurrección
En este año 2008, por séptima ocasión, desde que se reiniciaron las celebraciones de algunos actos públicos religiosos en el país, la procesión del Domingo de Resurrección recorre hoy las calles del centro de la ciudad. Al contrario de la procesión del Viernes Santo, esta se efectúa en un ambiente festivo, pues se rememora la victoria de la Vida sobre la Muerte, representada en la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. La manera en que se desarrolla, actualmente, esta procesión se puede describir brevemente como sigue: Alrededor de las seis de la tarde, desde la Catedral se escuchan las trompetas que anuncian la salida de la imagen del Cristo Resucitado colocada sobre el Santo Sepulcro, en señal de que la muerte ha sido definitivamente vencida por Aquel quien es, realmente y únicamente, el Camino, la Verdad y la Vida. Se traslada, entonces, la procesión del Cristo Resucitado desde la iglesia Catedral hasta la hasta la plaza de La Merced. Al frente van los niños de las catequesis, les sigue una inmensa cruz de madera adornada con flores, detrás varios fieles que portan estandartes con frases alegóricas a este día. Luego, el inmenso sepulcro con la imagen del Cristo Resucitado encima, escoltada por el Arzobispo, los sacerdotes, los diáconos, las religiosas. Cierra el desfile la Banda Provincial, interpretando cantos religiosos alegres, escoltada por la multitud que le acompaña con su canto. Al llegar a la Plaza de La Merced, se produce el encuentro de las imágenes del Cristo Resucitado con la de la Virgen de la Alegría, que anteriormente ya había salido desde la Iglesia de la Soledad, igualmente en procesión,. Este emotivo momento tiene su culmen cuando ambas imágenes son inclinadas en señal de saludo y el pueblo lo celebra con aplausos y vítores. Se sueltan, en este instante, palomas mensajeras desde el campanario de la iglesia de La Merced, que adornan el cielo con su refinado vuelo. Termina la jornada con una alocución pública, desde la plaza de La Merced, por parte del Arzobispo y con el abrazo de paz entre todos los allí congregados mientras se escuchan alegres cantos religiosos
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