Dispersiones. El bueno, el malo y la batalla de la imagen

Foto/AP

Comparto estas dispersiones que vienen a mi mente, luego de mis lecturas de Ichikawa, un comentario que hice en el blog de estos días casi finales, y el entierro político definitivo de Fidel anoche por parte de su hermano, quien luego de cerrar, con broche de oro, el período de su provisionalidad en el poder, concluyó dando las gracias porque la reunión había terminado (este nuevo estilo de cerrar un discurso partidista, me recordó aquello de los albañiles que se marchan porque se acabó la mezcla).

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A todo lo largo de estos "casi 50 años de la revolución en el poder", Raúl había interpretado el personaje del malo: mediocre, segundón, asesino, borrachín, homoxesual (este último calificativo, en la cultura cubana constituye todavía un insulto y para el régimen machista-leninista insular, además de constituir una debilidad ideológica, fue considerado, por mucho tiempo, un delito por el que, por ejemplo, se podía pasar una temporada en la UMAP o ser expulsado de la universidad).

Fidel, por el contrario, fue el galán: el hombre más inteligente del mundo, el hombre más alto del mundo, el estadista más brillante del mundo, ...

pero ahora "la tortilla se ha virado al revés":

En el nuevo personaje que Raúl encarna es: un hombre familiar, inteligente, prágmatico, interesado en los frijoles y la leche del pueblo, un político renovador, chistoso, que trabaja en equipo, y hasta su imagen de macho le han fabricado...

En cuanto a Fidel lo convirtieron de la noche a la mañana en su propia parodia. De tragedia ha mutado en comedia, de comandante, a coma-andante, a comediante, a ...

...es la venganza ejecutada en tiempo de carnaval decadente.

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Más allá de la deteriorada salud física y mental de Castro I, de que lo exhiban en videos divagando "sin ton, ni son", arropado con afeminadas payamas de costosa seda o lo vistan burlonamente con trajes deportivos, el verdadero ajuste de cuentas, ha sido el identificarlo pública, notoria y oficialmente como el culpable real de la gran debacle nacional.

Cada nuevo anuncio de Raúl, se convierte en una denuncia despiadada, de las barbaridades implementadas por su antecesor. Socarrónamente ha nombrado "prohibiciones excesivas" las innecesarias cargas que ha soportado el pueblo cubano en esta heroíca etapa de su historia.

Raúl (de manera asombrosa) ha logrado, con notable éxito, desmarcarse de los "errores del socialismo", y que se le empiece a reconocer como el (nuevo) salvador del país. (Machado, es el hombre, Batista es el hombre, Fidel es el hombre, quien será el hombre, Raúl es el (nuevo) hombre).

Su aparente debilidad histórica, el haber sido considerado como el segundón ejecutor, no el cerebro creador, se ha convertido (paradójicamnete) en su mayor fortaleza. Ha quedado exonerado de responsabilidades.

Para mayor marketing, un equipo está encargado de (mal) redactar y publicar en el nombre de Fidel la serie titulada Reflexiones, las que se enfocan en reprobar cada nueva (y pequeña) apertura. Castro I es por lo tanto el principal obstáculo que retrasa la llegada de, al menos, un plato de frijoles y un vaso diario de leche a los hambrientos hogares insulares (por no hablar de los presos políticos, a los que empiezan a llamar los presos de Fidel).

El enemigo ya no son los rezagos del pasado, o la pobreza heredada de la seudorepública, o el criminal bloqueo.

Raúl se está vengando fría y cruelmente... como él muy bien lo sabe hacer

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Anoche Raúl se refirió a la pena de muerte y de paso libró de ella a la mayor parte de los condenados. Al parecer, está interesado en borrar esta sanción del código penal, no vaya a ser que un futuro se la puedan aplicar.

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Dos anécdotas,

La primera.

Había una vez en la que conversando con un empresario latinoamericano, que integró varias de las delegaciones oficiales de su país en visitas a la Isla, me contó que había coincidido, en una noche de copas, con el ahora presidente.

Esa noche este le preguntó acerca de lo que de él se comentaba allende los mares.

Mi amigo, le respondió que se decía que Fidel era el líder indiscutible de la revolución cubana, ...

Raúl le insistió: si eso está bien, pero de mí que se dice.

El amigo le esclareció: se menciona que Ud. es el hermano fiel y que tiene fama de ser un dirigente de mano dura, ...

Raúl aliviado exclamó: ah bueno, entonces no se comenta que yo soy maricón.

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La segunda y final.

Luego de la visita de Juan Pablo II a Cuba, la TV insertó en la presentación de sus noticieros una pequeña secuencia donde era posible apreciar a un Papa, ya muy débil físicamente, que se encorvaba como haciendo una reverencia, en el momento en que saludaba a Fidel. En ese instante la imagen quedaba congelada y continuaban otras escenas alegóricas a la revolución.

Subliminalmente, la imagen que se transmitía era la de un Fidel capaz, incluso, de ser reverenciado por el mismísimo Papa.

Luego de varias quejas de la Iglesia este genial truco mediático quedó eliminado.

Gaspar, El Lugareño

Foto/Cuba-2006. Flickr