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La niña del móvil se detuvo en el recodo de mi calle. Un perro sucio y maltrecho la escoltaba sin su consentimiento. Con gran soltura echó mano a su minúsculo handset y parsimoniosamente, como si flotara en una nube, comenzó a marcar un número de Milán, Amsterdam, Estocolmo o Madrid, a esa hora en esta aldea de Dios daba igual…Del otro lado una voz contestó soñolienta, —hola amooor, dijo la niña, el perro se rascó su inexistente piel calcinada por la impiadosa sarna, la niña dijo otras dos o tres boberías más… con otro gesto se puso el aparatito frente a su cara y accionó el flash de la cámara incluida,— te la mando por email mi amooor, allá va eso….El perro meneo la cola, la chica, apagó su celular, y siguió su paso, toda ella de Dolce & Gabana, con el inconfundible aroma del perfume más caro de Milán ó Amsterdam ó Madrid, a las tres de la tarde de una inmisericorde y calcinante tarde del trópico nuestro.
Carlos A. Peón-Casas
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Estampas Camagüeyanas: (I) , (II) , (III) , (IV) , (V) , (VI) , (VII), (VIII) , (IX)
1 comment:
la foto guarda una ternura increíble.
saludos, maylin.
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