Con dolor posteo hoy esta referencia al Che que ha escrito Mons. Carlos Manuel de Céspedes, a quien admiro y quiero. Con dolor porque nunca imaginé que leería una alabanza de este calibre a un criminal, hecha por las manos de un sacerdote cubano.
Pero al ser Cuba el tema central del blog Gaspar, El Lugareño, y la Iglesia una de sus principales temáticas, el posteo se hace (casi) obligatorio.
Y ahora aparece "Evocación. Mi vida al lado del Che", el libro insustituible de Aleida March, la esposa y compañera afectiva del Che en sus años cubanos, los definitivos y definitorios. Ella es la única que podía custodiar la presencia de esos rasgos de la intimidad y testimoniarlos ahora, a una distancia de más de cuarenta años, con su prosa sencilla, como la de quien conversa familiarmente. Como deben haber sido contadas estas cosas a sus hijos, que no tuvieron mejor puente hacia el Che que Aleida, su madre. Ahora nos ha tocado en suerte, también a nosotros, acceder a ese camino testimonial, asomarnos a esas realidades no aprehensibles por otra vía que no hubiese sido esta, la del testimonio de la esposa y madre de sus hijos. Camino complementario irrenunciable por parte de todos los que deseamos "conocer" al Che por entero. Conocerlo en su médula interior y en las fibrillas del corazón; conocerlo en ese nivel del ser humano en el que se deciden tanto las realidades cotidianas más pequeñas, como las del peso social y visible; nivel en el que surgen, se deciden y empiezan a vislumbrarse los errores y las virtudes, las dimensiones positivas y las que no lo son.
Todos los caminos me confluyen ahora en la frase de Juan Pablo II citada en el inicio de esta reflexión. Casi todo en el Che debería ser contemplado a la luz de su opción coherente y radical por los pobres; de su pasión por lo que solemos llamar "justicia social". Tan coherente y radical, tan acerina fue su pasión, que lo llevó a la ofrenda de su propia vida. Y cuando un hombre entero llega a esos extremos, las discrepancias con él adquieren otro tono, pues tal hombre merece, no solo respeto, sino también admiración entrañable. (sigue)
Pero al ser Cuba el tema central del blog Gaspar, El Lugareño, y la Iglesia una de sus principales temáticas, el posteo se hace (casi) obligatorio.
saludos
Joaquín Estrada-Montalván
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notas (mías) al margen:
- Cuando Juan Pablo II visitó Cuba, en la única diócesis en la que no celebró la misa en la plaza principal de la ciudad fue en Santa Clara, por estar dedicada al Che. La explicación que se ofreció en ese momento, fue que este había sido un personaje muy polémico.
Por esta razón, es Santa Clara la única ciudad en la que se ha podido erigir un monumento al Papa, en el mismo lugar en que celebró la misa.
- Al parecer Mons. Céspedes equivoca la ocasión en que Juan Pablo II hizo las declaraciones, pues coinciden las que el menciona en el artículo y atribuye a un viaje del Papa a Africa, con la respuesta que este dio a los periodistas en el avión hacia Cuba: "En estos momentos se encuentra [el Che] ante el tribunal de Dios. Dejémosle a Él el juicio sobre sus méritos. Yo estoy convencido de que quería servir a los pobres".
- Respecto a las revoluciones, en esa misma oportunidad el Papa dijo a los periodistas: "La revolución de Cristo es la del amor. La otra es la del odio, la venganza y las víctimas".
ver referencia aquí
notas (mías) al margen:
- Cuando Juan Pablo II visitó Cuba, en la única diócesis en la que no celebró la misa en la plaza principal de la ciudad fue en Santa Clara, por estar dedicada al Che. La explicación que se ofreció en ese momento, fue que este había sido un personaje muy polémico.
Por esta razón, es Santa Clara la única ciudad en la que se ha podido erigir un monumento al Papa, en el mismo lugar en que celebró la misa.
- Al parecer Mons. Céspedes equivoca la ocasión en que Juan Pablo II hizo las declaraciones, pues coinciden las que el menciona en el artículo y atribuye a un viaje del Papa a Africa, con la respuesta que este dio a los periodistas en el avión hacia Cuba: "En estos momentos se encuentra [el Che] ante el tribunal de Dios. Dejémosle a Él el juicio sobre sus méritos. Yo estoy convencido de que quería servir a los pobres".
- Respecto a las revoluciones, en esa misma oportunidad el Papa dijo a los periodistas: "La revolución de Cristo es la del amor. La otra es la del odio, la venganza y las víctimas".
ver referencia aquí
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Breve aproximación personal al Che Guevara
por Mons. Carlos Manuel de Céspedes (tomado del Granma)
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Breve aproximación personal al Che Guevara
por Mons. Carlos Manuel de Céspedes (tomado del Granma)
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Y ahora aparece "Evocación. Mi vida al lado del Che", el libro insustituible de Aleida March, la esposa y compañera afectiva del Che en sus años cubanos, los definitivos y definitorios. Ella es la única que podía custodiar la presencia de esos rasgos de la intimidad y testimoniarlos ahora, a una distancia de más de cuarenta años, con su prosa sencilla, como la de quien conversa familiarmente. Como deben haber sido contadas estas cosas a sus hijos, que no tuvieron mejor puente hacia el Che que Aleida, su madre. Ahora nos ha tocado en suerte, también a nosotros, acceder a ese camino testimonial, asomarnos a esas realidades no aprehensibles por otra vía que no hubiese sido esta, la del testimonio de la esposa y madre de sus hijos. Camino complementario irrenunciable por parte de todos los que deseamos "conocer" al Che por entero. Conocerlo en su médula interior y en las fibrillas del corazón; conocerlo en ese nivel del ser humano en el que se deciden tanto las realidades cotidianas más pequeñas, como las del peso social y visible; nivel en el que surgen, se deciden y empiezan a vislumbrarse los errores y las virtudes, las dimensiones positivas y las que no lo son.
Todos los caminos me confluyen ahora en la frase de Juan Pablo II citada en el inicio de esta reflexión. Casi todo en el Che debería ser contemplado a la luz de su opción coherente y radical por los pobres; de su pasión por lo que solemos llamar "justicia social". Tan coherente y radical, tan acerina fue su pasión, que lo llevó a la ofrenda de su propia vida. Y cuando un hombre entero llega a esos extremos, las discrepancias con él adquieren otro tono, pues tal hombre merece, no solo respeto, sino también admiración entrañable. (sigue)
9 comments:
Increible y penoso el articulo de Monseñor Carlos Manuel de Cespedes sobre esa figura que hiciera tanto daño a nuestra querida patria.
Gracias por este post, Joaquin. La noticia me deja patidifuso.
Como es posible?
Nada nos debe afligir ni tomarnos de sorpresa cuando de la mano de un Monseñor se trata, o es que ya olvidamos el legado de Perez Serante, yo como preso politico y religioso(Catolico)de la decada de los ochenta puedo dar testimonio del mismo atreves de ciertas actitudes y posturas asumidas con absoluta frialdad desde lo mas alto de la jerarquía eclesial Camagueyana, despues de sufrir carcel, persecucion y repudio social por mi posicion como joven anticomunista y Catolico practico. La palabra de moda de algunas sacerdotes de aquel momento era PRUDENCIA,a quien le importaba que nuestras vidas fueran mutiladas por defender la FE?, nuestra querida Iglesia Cubana ha estado revestida de muchas paradojas incomprensibles,por eso hermanos y hermanas, solo por aquel desnudo y crucificado en la cruz nuestro mayor respeto y confianza, a el nuestra alabanza y toda la gloria. AMEN
NO ME SORPRENDE LA ACTUACION SIEMPRE EQUIVOCADA DE MONS.CARLOS MANUEL DE CESPEDES,TODOS SABEMOS DE LA PATA QUE COJEA!CON EQUIVOCADOS COMO EL NO NECESITAMOS MAS ENEMIGOS.
Lugareño: Bien mirado, en la cultura cubana se puede trazar la línea de una moral que va desde Félix Varela hasta la revolución, en especial el Che (los hechos de conciencia, la subversión de los estímulos al trabajo, lo mesiánico, el desprecio por el dinero). Como se puede trazar otra línea próspera desde Arango y Parreño hasta el éxito económico de algunos exiliados. Como se puede dibujar una línea hedonista y de la vagancia hasta nuestros días, pasando por Mañach. No me parece del todo incoherente, entonces, lo que escribe Céspedes. Otra cosa es estar de acuerdo o no. Cuba ha sido espléndida en aquello que Eco llamaba “sacralidad atea”. Por mi parte, prefiero la total laicidad del Estado aconfensional y el alojamiento de cualquier fe en el terreno privado. Creo que la estrategia de la Iglesia, de intervenir de manera protagónica en la transición, atenta contra esa laicidad y, tal vez a la larga, contra ella misma.
Ivan, en realidad, en ocasiones prefiero ser simple, como mi fe, creo porque creo y no me hago muchos problemas, en un final eso es la fe .
en otros casos como este prefiero ser simple tambien, el Che fue un asesino, Cespedes es un cura, y su escrito es la apologia de un criminal, ademas mal calzada con una cita del Papa, y llena de cliches , apologia ademas innecesaria en el caso de Cespedes, ....
saludos y gracias , por comentar, vuelve pronto
de todas maneras , quizas te interese el intercambio que tuviomos ernesto y yo en PD
http://penultimosdias.com/2008/06/14/%c2%bfquien-es-mas-criminal-de-lo-que-es-ese/
saludos
Sí, vi vuestro debate y dejé el mismo comentario que aquí. Nada tengo que decir sobre la fe, salvo que no tengo. En cambio, me parece que algo puedo decir -y temer- de la sucesiva fe colectiva de la historia cubana desde el XIX. Nada de lo que sucede hoy es un islote desconectado de alguna tradición. Ninguna de nuestras miserias está fuera de esa pulsión autoritaria que está en la base de nuestras distintos tiranos o seudotiranos. Claro que eso tú lo sabes porque eres historiador. Te mando a tu correo un antiguo trabajo sobre eso. Ya ha dejado de interesarme hasta el tema. Un abrazo.
Ivan, gracias y espero por tu trabajo,
saludos
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