... el ícono de Kazán, de tradicional estilo greco-bizantino, fue pintado en Constantinopla durante el siglo XIII. La obra sagrada presenta la imagen de medio cuerpo de la Santísima Virgen sosteniendo al Niño Jesús sobre sus rodillas, quien está casi de pie y en actitud de bendecir a la virgen, hacia quien levanta su mano derecha.
Una de las historias más difundidas sobre esta imagen cuenta que en 1579 la ciudad de Kazán fue asolada por un violento incendio, y mientras la población se recuperaba de la desgracia, una niña de nueve años de edad –llamada Matrona–, cuya casa también ardió en llamas, vio en un sueño la efigie de la Virgen María y escuchó una voz que le pedía recuperar un ícono sagrado, oculto en las cenizas de su hogar. La pequeña descubrió el santo envuelto en un antiguo lienzo bajo una estufa, donde había sido enterrado desde la persecución cristiana, emprendida en el siglo XIII por los tártaros. Desde ese momento la virgen devino objeto de gran devoción religiosa, y se le atribuyen milagrosas curaciones de personas ciegas. La imagen fue llevada por los generales a las batallas y se le conocía como la Kazanskaya, la “Protectora de Rusia”. Se convirtió en el símbolo ruso de la victoria y la libertad. Nuestra Señora de Kazán es la patrona de miles o quizás millones de hogares rusos. (detalles de la Sacra Catedral Ortodoxa Rusa Nuestra Señora de Kazán en La Habana)
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