Internet es un instrumento imprescindible. Su acceso social —mediante instituciones, asociaciones, organizaciones— puede permitir a un mayor número de personas usarlo plenamente en condiciones económicamente practicables. Los cubanos no podemos vivir, ni estamos viviendo de hecho, en una urna de cristal. Para evitar los efectos adversos de Internet no se puede hacer como con el SIDA: no existe el preservativo ideológico. Lo que podemos desarrollar es la vacuna, el anticuerpo ideológico y cultural. Y como único se desarrollan esas vacunas y anticuerpos es con una política inteligente.
Nuestro pueblo, no solo nuestros intelectuales, deben disponer de acceso a ese océano de información de todo tipo que circula por Internet. No se trata de restringirlo, sino de educar a los usuarios en cómo discriminar, leer y analizar, para que sean capaces de encontrar lo valioso, y descartar la basura que también circula en Internet. En esencia, es la misma capacidad de selección y lectura inteligentes que deben desarrollarse respecto a los medios en soporte impreso. Sabemos que, junto a revistas que vale la pena leer, circulan por toda Cuba, de manera informal, otras del estilo Corín Tellado, o con los chismes de los ricos y famosos, que difunden, como si fuera entretenimiento, la banalidad y el discurso enajenante. La respuesta eficaz no es ponernos a perseguir esas revisticas que van de mano en mano, sino educar a los lectores y facilitarles el acceso cada vez mayor a mejores revistas y libros. La lógica con Internet debería ser la misma, solo se trata de saber utilizarla, para que no se convierta en una práctica vacía y estupidizante. (la entrevista completa en El Caimán Barbudo)
Nuestro pueblo, no solo nuestros intelectuales, deben disponer de acceso a ese océano de información de todo tipo que circula por Internet. No se trata de restringirlo, sino de educar a los usuarios en cómo discriminar, leer y analizar, para que sean capaces de encontrar lo valioso, y descartar la basura que también circula en Internet. En esencia, es la misma capacidad de selección y lectura inteligentes que deben desarrollarse respecto a los medios en soporte impreso. Sabemos que, junto a revistas que vale la pena leer, circulan por toda Cuba, de manera informal, otras del estilo Corín Tellado, o con los chismes de los ricos y famosos, que difunden, como si fuera entretenimiento, la banalidad y el discurso enajenante. La respuesta eficaz no es ponernos a perseguir esas revisticas que van de mano en mano, sino educar a los lectores y facilitarles el acceso cada vez mayor a mejores revistas y libros. La lógica con Internet debería ser la misma, solo se trata de saber utilizarla, para que no se convierta en una práctica vacía y estupidizante. (la entrevista completa en El Caimán Barbudo)
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