Pero las relaciones que, según el “ajuste 9”, “el socialismo lucha por construir sobre la tierra” –el reino de dios en este mundo– necesitan del Estado socialista, no de la religión, o de la Iglesia. Y si ese Estado se rige, como es nuestro caso, por un Partido que es marxista-leninista, el reto sería cambiar, soltar lastre y no continuar en el error de Lenin. El mismo Engels, al hablar sobre su idealizada sociedad sin Estado, reconocía un peligro para la “dictadura del proletariado” que Lenin y sus seguidores ignoraron: “la veneración supersticiosa del Estado y de todo lo que con él se relaciona”. “En realidad –escribió Engels en marzo de 1891– el Estado no es más que una máquina para la opresión de una clase por otra, lo mismo en la república democrática que bajo la monarquía; y en el mejor de los casos, un mal que se trasmite al proletariado triunfante en su lucha por la dominación de clase”. (sigue)
EL Sistema mono-partidista. Digamos que expresa su apoyo bajo el lema de, mono ve, mono hace.
ReplyDeletesaludos, tony.