«No sabemos cómo se desarrollarán los acontecimientos», dice monseñor Carlos Manuel de Céspedes... «En el 60, con la revolución, la isla conoció un profundo cambio… Mi esperanza es que en este cambio actual no quepa la violencia. Raúl es una persona muy pragmática y de buena voluntad. Me cae bien. A su lado hay hombres que pese a haber formado parte del régimen tienen otra actitud y otra visión de las cosas. Creo que bajo su dirección la situación de Cuba podrá mejorar tanto desde el punto de vista económico como desde el político. Pero esta renovación tendrá lugar paulatinamente, sin desgarros. Entre estas novedades creo que hay espacio para una presencia positiva de la Iglesia, para que pueda vivir y actuar como levadura en medio de la sociedad y el pueblo cubano»
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«El presidente Raúl Castro ha dicho varias veces que se pueden hacer críticas: una afirmación que consideramos muy positiva», dice monseñor Juan García Rodríguez, arzobispo de Camagüey y presidente de la Conferencia Episcopal Cubana: «El único modo de corregir las situaciones es saber qué es lo que va mal. Como Iglesia, lo que le pedimos al Gobierno es más espacio en los medios de comunicación. Hoy la televisión difunde el Vía Crucis del Papa, y otros acontecimientos ligados a la figura del Pontífice, pero no ofrece más que espacios limitados a la Iglesia local. Todos los obispos tienen la posibilidad de intervenir en los medios de comunicación con motivo de las festividades importantes, pero es deseable un acceso más fácil. Además la Iglesia se queja de la falta de edificios de culto en las zonas periféricas y de nueva construcción, porque hasta el momento no se ha concedido la autorización para construir. Otra cuestión sobre la que hay que avanzar es la pastoral en las cárceles. En los años noventa se les concedió a los sacerdotes que visitaran a los prisioneros, previa petición de éstos. Pero esperamos que se puedan desarrollar celebraciones comunitarias, por lo menos en las festividades importantes. Por el momento en algunas diócesis, y en algunas cárceles, esto está permitido, en otras no…»
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También monseñor Juan de Dios Hernández Ruiz, obispo auxiliar y vicario general de La Habana, además de secretario de la Conferencia episcopal cubana, habla de las esperanzas y los cambios que se están produciendo en la isla. Pero, advierte, el Evangelio es y será siempre piedra de escándalo, aquí como en el resto del mundo: «El misterio de la Iglesia se revela solo mediante la fe. Pero este misterio lo hacemos visible mediante las obras, en especial las que dan una aportación a la dignidad del hombre. Por esto la Iglesia debe tener el espacio suficiente para que su misión evangelizadora llegue a toda la sociedad». En concreto, también él subraya la urgencia de poder edificar iglesias. Pero esto, añade, es objeto de unas conversaciones ya comenzadas con el régimen. Conversaciones que conciernen, por lo demás, también a otras peticiones de la Iglesia católica. «Creo que, al final, muchos problemas podrán superarse», afirma, «porque además, en el estado actual de cosas, no hay grandes limitaciones a la acción de la Iglesia, sino más bien dificultades que nacen de actitudes y posturas que son legado de un pasado difícil. Serán los hechos, más que las palabras, lo que lentamente hará que las relaciones sean más fáciles». (ver todo el reportaje)
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