por Armando Añel
Importan los resultados más que los enunciados. Los enunciados deben subordinarse a la posibilidad de un resultado. A los cubanos nos encanta diseñar propósitos, enredarnos en la antropología del mensaje. En general, hablamos de una cultura, ya sabe. Es principalmente esta cultura de la enunciación, de la ideologización del enunciado, lo que ha dificultado durante medio siglo que el exilio cubano sea tomado en serio.
Cincuenta años de exilio y los cubanos no estamos aún preparados para interrelacionarnos en democracia. Resumo generalizaciones, pero tal vez no hay mejor manera de decirlo. Cincuenta años durante los que esa parte de la nación que dejó atrás Cuba ha sido incapaz de remontar la corriente de su narcisismo psicótico.
Por otro lado, el escritor Armando de Armas escribía hace poco en Cuba Inglesa, acertadamente, sobre el Espíritu de la Época. Como ese Espíritu de la Época es enemigo jurado del racionalismo progresista –progresista en la más profunda acepción del término, no en la que le han encasquetado desde la izquierda-, particularmente el del mundo anglosajón y sus derivados, dificulta todavía más que los cubanos seamos capaces de funcionar a cabalidad a partir de este último.
Precisamente, un comentarista del blog Cuba Inglesa, bajo el seudónimo “Desde donde estoy en el exilio”, nos hacía hace poco la siguiente propuesta, sumamente interesante:
“Si Barack Obama elige trabajar a través de los exiliados y opositores en Cuba, hay posibilidades de acción. Para empezar, podría entregar a los cubanos la base de Guantánamo, y Estados Unidos podría comerciar con Cuba sólo por medio de un gobierno electo allí. Los turistas entrarían y saldrían por Guantánamo una vez el gobierno electo por el exilio acuerde algunas cositas con la tiranía. Entonces tanto Estados Unidos como Cuba podrían comenzar a cambiar su relación e historia”.
Más pragmáticamente, entregar un fragmento desmilitarizado de la base de Guantánamo, agregaría yo. ¿Pero estamos los cubanos preparados para ponernos de acuerdo y plantarnos ante el gobierno de Estados Unidos, como comunidad formalmente constituida, con una propuesta semejante en las manos? Si un día diéramos el ejemplo y pudiéramos interactuar en democracia más allá de rencillas, envidias y afanes protagónicos; si un día pudiéramos llegar a la Casa Blanca como gobierno en el exilio, con una propuesta viable y previamente sometida a consenso; si un día fuéramos capaces de construir alianzas efectivas e instituciones representativas no de un segmento intelectual o grupo de poder, sino de toda la comunidad exiliada o su inmensa mayoría; si un día, en fin, actuáramos en base al resultado más que al enunciado, le sería mucho más difícil a Washington, y al mundo en general, ignorarnos olímpicamente.
Obama es una posibilidad, pero el cambio debemos impulsarlo los cubanos.
El cambio tiene que venir de adentro. De adentro de nosotros.
pero esta idea tan buena!!!! lamentable que los cubanos seamos tan incapaces de organizarnos.
ReplyDeleteUna iniciativa que los cubanos no estan preparados para llevar a cabo. En el fondo son unos inditos.
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