Nihil sub sole novum

por Carlos A. Peón-Casas

Después de Ike vino Paloma, uno con el sobrenombre de un conocido general, el otro con el bello apelativo de una de las aves más nobles…ambos nos trajeron desolación y problemas irresolutos que se suman a otros causados en el tiempo por congéneres de aquellos dos no menos agresivos y de siempre triste memoria…

Las cosas pintan entonces con aspectos siempre desolatorios, porque la sumatoria de tantos percances atmosféricos se traducen de inmediato en carencias más o menos agravadas de esto o aquello, o de ambos ítems inclusive…

Un largo rosario de desesperanza parece ser el resultado tangible, la gente sigue su vida con el mismo espíritu de derrota, con la mirada perdida en el horizonte de las mejorías cada día más inalcanzables….

“No hay nada más socorrido que un día detrás de otro”, eso reza un refrán que ahora sólo puede aportar su carga semántica de despropósito y desaliento en la perspectiva irredimible de la vida de tercera o cuarta a la que seguimos abocados….Nihil sub sole novum…Vanitas vanitatum et omnia vanitas…

I. Vieja con colorete

Foto de Ileana para el blog Gaspar, El Lugareño
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La ciudad vuelve a cumplir años. Ya son 495. El tiempo no pasa en vano, pero la ciudad se engalana, se maquilla el descascarado rostro con afeites más o menos vistosos. Un parque es enlosado, una plaza, que debió ser un parque, como antaño, ve llegar en tropel a pintores y albañiles. Una calle de ancestral signo renace en algunas de sus fachadas recién retocadas. Todo ebulle en plenitud de trabajos con la prisa de las circunstancias: todo debe quedar listo para el gran día. Los que la habitan se quedan atónitos ante un despliegue tan monumental que al final sólo resulta en un apagado rumor después que la suntuosa fiesta, que disfrutan muy pocos, haya terminado.

II. Mercado en las riberas de un triste río

Foto/Orhvy-Flickr
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Accedes por entre quioscos de improvisado signo, con tarimas exiguas donde muy poco se exhibe para la venta. Unos pocos tomates entre el verde y el rojo, algunas calabazas de mediano porte, unos plátanos raquíticos, malangas de apropiado tamaño y precio descomunal…El mercado se anima por ratos con la bullanga de los vendedores, la mirada inquieta de los viandantes que buscan las mejores y más baratas ofertas (generalmente unas excluyen a las otras), o los turistas, esos visitantes foráneos con sus cámaras en ristre, a quienes pasean inopinadamente por aquellos pasadizos donde se trasiega y se sobrevive, se lucra o simplemente se gasta hasta el último centavo para tener esa tarde, la furtiva certeza de una cena muy frugal y cara, siempre muy cara….

III. Urinario universitario

Es el único abierto. Lo delata el olor penetrante y característico de las micciones acumuladas. No hay agua corriente. A veces se hace una fila de apurados usuarios del sitio, mujeres por una puerta, hombres por la otra. Es el único baño para una comunidad académica que habita un edificio que luciera antes monumental que ahora muestra su pequeñez de manera irresoluta, y que alberga cinco o seis veces por encima su primitiva plantilla.

IV. Jugar Monopolio

En los recesos de la secundaria, los muchachos se agolpan alrededor del tablero de juego, sacan las improvisadas fichas y los dados, el que funge de banco reparte los fotocopiados billetes de a 1, 5, 10, 50, 100 y 500 pesos. Empieza el juego del Monopolio, extinto de nuestros ambientes altamente socializados, y resucitado de pronto entre los adolescentes de este aquí y ahora. Se vende y se compra, se atesoran propiedades, se pagan impuestos, los deudores van a la cárcel… La filosofía del juego del capitalismo impone sus reglas…por un rato los muchachos sueñan….

V. Los pavos de Kentucky.

Están a la venta en cualquier mercado dolarizado de la ciudad. Vienen perfectamente empacados en sobres herméticos de nylon. Se expenden a un precio astronómico que muy pocos pueden darse el gusto de sufragar. Cada espécimen puede perfectamente costar más de cincuenta dólares. El monto representa tranquilamente mi salario íntegro de medio año de honrada labor. Desecho de inmediato la idea de preparar uno relleno con manzanas y rociado con un buen vino chileno para las próximas Navidades.

VI. Telefonía celular.

Suenan con sus peculiares melodías en cualquier parte, da igual en la pelota que en la funeraria. Los motivos sonoros que los delatan dejan escuchar lo mismo un reguetón de moda que El Lago de los Cisnes. Las miradas de quienes los rodean buscan de inmediato, con algo de envidia o resignación, al feliz beneficiario. Poseerlos se ha convertido entre nosotros en motivo de status social elevado, es un problema de tener o no tener el capital en CUC’s que conlleva mantenerlos mes a mes. Una suma inalcanzable para el cubano de a pie, que sigue anhelando algún día sumarse al selecto grupo de quienes los detentan.

VII. Los olvidados

Foto de Ileana para el blog Gaspar, El Lugareño
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Un renovado parque citadino ve adornar uno de sus muros con una enorme valla, donde se codean figuras legendarias de la añeja ciudad. Los hay de todos los signos y de todas las épocas. Pero o faltó pared para alargar la pancarta, o dejaron de incluirse nombres imprescindibles...nunca se sabrá….

VIII. Llegar al whisky

El título lo tomo de prestado de un personaje, fruto de la ficción, del conocido escritor Pedro Juan Gutiérrez. Su clara pretensión de mejoría vital, con todas sus consecuencias, se decanta primariamente, por el acto casi prohibitivo para los cubanos de a pie, de hacer cumplidas libaciones al juerguista dios Baco. El detalle menos anecdótico pasa por lo que se pudiera degustar en tales ocasiones: generalmente algún destilado de quinta categoría, obtenido de algún alambique clandestino. Adquirido además por una suma que bien redondeada, sólo puede desembolsarse muy de tarde e tarde, so pena de quebrar ineluctablemente los fondos pecuniarios que el pretendido libador, tiene que destinar por obligación a las siempre escasas subsistencias familiares.

IX. Pedalear, pedalear, pedalear…

Foto/Dermoidhome-Flickr
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Las bicicletas siguen estando de moda. Cualquier mañana, de cualquier día, animan con su presencia masiva, las calles y avenidas de cualquier ciudad o pueblo. Sus felices poseedores se sustraen de tal modo de las incomodidades añadidas, que se sufren en los escasos medios de transporte al uso: léase camellos atestados, camiones desvencijados, carricoches tirados por flacos rocines, o las casi inexistentes y precarias guaguas del servicio local. Los ciclistas o mejor dicho “los bicicleteros”, como son mejor conocidos acá, se desgastan desde temprano, quemando las pocas calorías de un precario desayuno, para alcanzar sus distantes destinos. Súmese a ello los imponderables que el ciclo pueda acarrear durante el trayecto, a saber: pinchazos de los desgastados neumáticos, roturas inesperadas; o los del cambiante clima tropical, con lluvia o viento, el último un contrario siempre de consideración cuando el pedaleo es cuesta arriba. Pedalear, parece ser, a pesar de todo, la vía más expedita, para quienes, cualquiera sea su extracción social, oficio o circunstancias añadidas, tienen la obligación de transportarse de un sitio a otro, y aspiran a hacerlo por sus propios medios.

X. Profesionales.

Somos un gremio considerable hoy día. Todos tenemos algo en común. Los salarios que devengamos por nuestras ocupaciones, no nos son suficientes ni para cubrir los gastos de manutención familiar de una quincena. Ni pensar en salidas, o compras de otro signo que no sean de ese carácter. Todos los honorarios se destinan íntegramente a tratar de paliar la sobrevida. Para el resto del período, mejor ni preguntar. De nada sirven las entradas que aportan otras ocupaciones añadidas al diario bregar, todas ellas apuntan a lo mismo: llegar a fin de mes. Colegas nuestros de otras regiones de este mundo plural no entienden el detalle de nuestra insolvencia, aún después de décadas de honrado laborar. Quizás nuestra historia hubiera sido otra, de haber escogido labores bien retribuidas, sumergidas en el mercado negro al uso, o simplemente de habernos colocado en la parte más alta de la invertida pirámide social, desempeñando otras que para nada implican una formación profesional o técnica como las nuestras. Quienes allí se ubican devengan sumas semanales ante las que palidecen de e impotencia nuestros exiguos salarios devengados por años continuados de labor.

XI. Ciudadana de ninguna parte

Su caso es lastimoso. Nacida de madre cubana y padre alemán en territorio germano. Su progenitor se negó a reconocerla, y la pequeña no recibió por ende la ciudadanía alemana, pero tampoco el consulado cubano le otorgó la cubana. La pequeña vive en un limbo jurídico donde detenta sin merecerlo, su condición de ciudadana de ninguna parte. Algún día se preguntará con estupor el por qué de tan triste condición.