Pues bien, hay otro epigrama de Litchtenberg que explica el origen de algunas de mis insomnes meditaciones. Dice así: “Los reyes creen a menudo que lo que hacen sus generales y almirantes, es patriotismo y afán de honor personal. Pero más a menudo el móvil de grandes actos es sólo una muchacha que lee el diario”
Al margen de que escribir en este blog no es ningún gran acto (todo lo contrario: el único heroísmo que se recompensa es vencer la adicción al café que generan las tertulias), y que por suerte no soy ni almirante ni general, he de admitir que algunas de las ideas que cuelgo aquí no hacen más que prolongar mis conversaciones sobre cine con una mujer de la que hace muchísimo no sé nada.
No diré el nombre, ni el por qué de las distancias; solo voy a preguntarme, como quien apenas piensa las cosas: ¿estará leyendo esa mujer ahora mismo este post? (texto completo en el blog Cine Cubano, la pupila insomne)
Al margen de que escribir en este blog no es ningún gran acto (todo lo contrario: el único heroísmo que se recompensa es vencer la adicción al café que generan las tertulias), y que por suerte no soy ni almirante ni general, he de admitir que algunas de las ideas que cuelgo aquí no hacen más que prolongar mis conversaciones sobre cine con una mujer de la que hace muchísimo no sé nada.
No diré el nombre, ni el por qué de las distancias; solo voy a preguntarme, como quien apenas piensa las cosas: ¿estará leyendo esa mujer ahora mismo este post? (texto completo en el blog Cine Cubano, la pupila insomne)
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