—¿Dónde comenzó la relación de Enrique Benítez Mora con Bartolomé Moré?
—Nosotros nacimos en Lajas, pero la leyenda comenzó aquí, en Vertientes, exactamente en el cuarto número 9 del pabellón 8, en uno de los albergues para obreros del central.
«Muchos músicos me han preguntado: ¿cuándo empezaste con Benny? Siempre les respondo: ¡Cuándo empezó él conmigo! Me costó trabajo enseñarle a tocar la guitarra. Continuamente le recordaba que tenía que pronunciar bien la “r”. Nosotros los guajiros —como casi todos los campesinos—, confundíamos la “r” con la “l”, y eso es imperdonable para un cantante. En el año 1940 organizamos un trío de guitarras con Cheo Casanova.
«La música no nos estaba dando mucho resultado y tuvimos que irnos a trabajar a una colonia cañera, en San Diego. Nos montamos en un motor de línea hasta Capote y a partir de allí continuamos a pie. El conductor nos bajó porque no teníamos dinero para pagar el viaje.
«Por esos días se escuchaba un número musical que estaba de moda: «(...) ¿por qué el tocororo tiene plumas colorá? ¿Por qué la tiñosa tiene la cabeza colorá? ¿Por qué el cangrejo camina pa’ trá...?» Y él, que era el más ocurrente del mundo, me dijo: “¿Por qué los perros se saludan por detrás...?”. Ahí mismo nos tiramos en el suelo, con guitarras y todo, a reírnos. ¿Usted sabe por qué los perros se saludan por detrás?
«Llegamos a la colonia y empezamos a guataquear. Bartolo había cortado caña en Jaronú, pero yo no sabía trabajar en el campo. El mayoral vio que nosotros amenizábamos las noches y quiso que nos quedáramos. Después de ese día, nos daban las tareas más fáciles y la comida gratis. No obstante a eso, me rajé y nos fuimos a la capital a buscarnos la vida con la música». (entrevista completa en Juventud Rebelde)
—Nosotros nacimos en Lajas, pero la leyenda comenzó aquí, en Vertientes, exactamente en el cuarto número 9 del pabellón 8, en uno de los albergues para obreros del central.
«Muchos músicos me han preguntado: ¿cuándo empezaste con Benny? Siempre les respondo: ¡Cuándo empezó él conmigo! Me costó trabajo enseñarle a tocar la guitarra. Continuamente le recordaba que tenía que pronunciar bien la “r”. Nosotros los guajiros —como casi todos los campesinos—, confundíamos la “r” con la “l”, y eso es imperdonable para un cantante. En el año 1940 organizamos un trío de guitarras con Cheo Casanova.
«La música no nos estaba dando mucho resultado y tuvimos que irnos a trabajar a una colonia cañera, en San Diego. Nos montamos en un motor de línea hasta Capote y a partir de allí continuamos a pie. El conductor nos bajó porque no teníamos dinero para pagar el viaje.
«Por esos días se escuchaba un número musical que estaba de moda: «(...) ¿por qué el tocororo tiene plumas colorá? ¿Por qué la tiñosa tiene la cabeza colorá? ¿Por qué el cangrejo camina pa’ trá...?» Y él, que era el más ocurrente del mundo, me dijo: “¿Por qué los perros se saludan por detrás...?”. Ahí mismo nos tiramos en el suelo, con guitarras y todo, a reírnos. ¿Usted sabe por qué los perros se saludan por detrás?
«Llegamos a la colonia y empezamos a guataquear. Bartolo había cortado caña en Jaronú, pero yo no sabía trabajar en el campo. El mayoral vio que nosotros amenizábamos las noches y quiso que nos quedáramos. Después de ese día, nos daban las tareas más fáciles y la comida gratis. No obstante a eso, me rajé y nos fuimos a la capital a buscarnos la vida con la música». (entrevista completa en Juventud Rebelde)
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