Foto by Ernesto García/Actrices: Sandra García y Anniamry Martínez
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Nota mía: Agradezco al fraterno Ernesto García, que comparta (en exclusiva) con los lectores del blog Gaspar, El Lugareño, este fragmento del texto de la obra El Celador del Desierto escrita y dirigida por él.
La puesta en escena de El Celador del Desierto se pudo apreciar hasta el pasado sábado en Miami, por la compañía Teatro en Miami Studio, que ya anuncia su próximo estreno: "Así es, si así os parece".
MAGDALENA
Nada tan terrible como el fuego que tengo en mi lengua y el concierto de tripas que mi estómago lleva tocando por semanas.
SENIL LENGÜITA
Hace mucho que te espero para el té. Té de hierbas con sabor a contrabando, obsequio de un Perseguido que robó a un iconoclasta sus imágenes y sus credos. Le encontré deshecho en medio de la nada, aquí; moribundo y descreído. Le cuidé y alimenté hasta recuperar sus fuerzas y retomar su fuga. Me recompenso por mis buenos consejos.
MAGDALENA
Ummm!!!
SENIL LENGÜITA
Ya sé, ya sé. El hambre es la madre del sabor. La hambruna engrandece los aromas, exagera el deleite y agiganta la complacencia. Lo rancio parece reciente y lo podrido; fresco. Nada sabe tan bien como cuando solo ansiamos comer sin reparar en los manjares.
MAGDALENA
Sabe a gloria.
SENIL LENGÜITA
Es el triunfo, muchacha, el triunfo.
La puesta en escena de El Celador del Desierto se pudo apreciar hasta el pasado sábado en Miami, por la compañía Teatro en Miami Studio, que ya anuncia su próximo estreno: "Así es, si así os parece".
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El Celador del Desierto (fragmento)
El Celador del Desierto (fragmento)
MAGDALENA
Nada tan terrible como el fuego que tengo en mi lengua y el concierto de tripas que mi estómago lleva tocando por semanas.
SENIL LENGÜITA
Hace mucho que te espero para el té. Té de hierbas con sabor a contrabando, obsequio de un Perseguido que robó a un iconoclasta sus imágenes y sus credos. Le encontré deshecho en medio de la nada, aquí; moribundo y descreído. Le cuidé y alimenté hasta recuperar sus fuerzas y retomar su fuga. Me recompenso por mis buenos consejos.
MAGDALENA
Ummm!!!
SENIL LENGÜITA
Ya sé, ya sé. El hambre es la madre del sabor. La hambruna engrandece los aromas, exagera el deleite y agiganta la complacencia. Lo rancio parece reciente y lo podrido; fresco. Nada sabe tan bien como cuando solo ansiamos comer sin reparar en los manjares.
MAGDALENA
Sabe a gloria.
SENIL LENGÜITA
Es el triunfo, muchacha, el triunfo.
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