En la noche de ayer martes 27 de octubre, Gustavo Pérez inauguró en la Galería de Arte “Alejo Carpentier” de la ciudad de Camagüey la expo personal de fotografías Cartas de Relación II. Su esposa Oneyda González presentó la muestra fotográfica.
Aquí les comparto las palabras de Oneyda y tres fotos que integran la nueva expocisión de Gustavo Pérez y que amablemente enviaron para compartir con los visitantes de este blog.
Aquí les comparto las palabras de Oneyda y tres fotos que integran la nueva expocisión de Gustavo Pérez y que amablemente enviaron para compartir con los visitantes de este blog.
Gaspar, El Lugareño
-----------------------------------------------------------
Cartas de Relación II, de Gustavo Pérez
por Oneyda González
Una curiosa coincidencia ha hecho que se abra esta exposición hoy 27 de octubre, fecha aceptada como la del primer contacto del europeo con la isla de Cuba, en 1492. Hace casi diez años Gustavo bautizó su primera muestra de fotos sobre Europa como Cartas de Relación justo como se conocen los escritos que hiciera Hernán Cortés a Carlos V (una relatoría que se empeñaba en persuadir al monarca de lo importante que podía ser la empresa de conquista). La cita es ya una incitación, porque las “cartas” del artista pretendían atraer a los amigos “para hacerles el cuento de lo que vio y hacerles sentir lo que sintió”, a fin de compartir su viaje, no sólo físico, también espiritual.
Si la otredad es lo que les da boleto de trascendencia a los documentos que escribió el conquistador, la cita de Gustavo expresa el descubrimiento de un universo. Desde las Cartas… hechas en el 2000, hay una voluntad de invertir la mirada: es el hombre del Nuevo Mundo quien hace la conquista. El cuadro fotográfico se concentra en los ambientes y sobre todo en el deslumbramiento ante la diversidad cultural y de tipos humanos que pueden verse en muchas de las ciudades belgas, alemanas y holandesas que visitó. La multiculturalidad era mucho más que un concepto del existir contemporáneo, para hacerse realidad viva ante sus ojos (y los nuestros).
Cartas de Relación II muestra imágenes de ciudades portuguesas, españolas y belgas. Ellas siguen hablándonos del asunto, pero se advierte una intranquilidad: la cámara se interesa más en percibir lo conflictivo que convive con lo folclórico, o lo festivo, tan disfrutable en los meses de verano del viejo continente. Todo allí, coincidiendo. El relator apresa estos perfiles para traerlos a la ciudad caribeña donde vive, pero puede hacer ese trabajo, y al mismo tiempo, vivir el suceso del viaje. Se siente que está sumergido en el ambiente, sin dejarse ver por sus actores.
La foto se intuye tomada al pasar y otras veces desde un portal o una mesa. El artista se refresca con una “caña” mientras ve pasar un desfile a unas cuadras de la casa de Cervantes; conversa, pero observa: nace la imagen. Dos mujeres que se cruzan sin mirarse: una lleva un velo árabe y en la espalda la palabra LIMPIEZA, la otra es una bella mujer del primer mundo, rostro descubierto y altivo que avanza ajena a ese, que, instante definitivo, la ha dejado grabada en su cuadro. La definición de Cartier Bresson que refiere al momento preciso de obturar, es consustancial al trabajo que hace Gustavo. Está consciente de que reporta. Tal vez por eso el color, o los recursos formales apenas llaman la atención. Son discretos subordinados de lo que quiere relatar.
Cartas de Relación II incita a quienes lleguen a verla con el preámbulo de unas palabras de Hernán Cortés a Carlos V, que expresan el parecer del artista: “Muy altos y muy poderosos, excelentísimos reyes y señores. Me esforzaré en decir a vuestra alteza lo menos mal que yo pudiere, la verdad y lo que al presente es necesario que vuestra majestad sepa. Y asimismo suplico me mande perdonar si todo lo necesario no contare, el cuándo y cómo muy cierto, y si no acertare algunos nombres de ciudades y villas…” El artista entrega humildemente lo que ha logrado captar. Más no es posible, la campaña ha de ser priorizada y la memoria habrá de marcar solamente aquello que forme parte de la experiencia más legítima.
AGRADECIMIENTOS A QUIENES HICIERON POSIBLE EL VIAJE DE DESCUBRIMIENTO
A Esmeralda Batista, Domingos Guimaraes y Antonio Maltez, por invitarnos a las fiestas de Lisboa; a Jacques y Magda, que nos embrujaron con los bosques de Lieja y el alma burgundia de Carlos el Temerario; a Jonny y Annick, que nos dieron un patio donde vienen a piar los mirlos; a Marijke y Katrien que nos llevaron a ver el río Escalda y a ver los cuadros del inmenso Petrus Paulus Rubens; a Dirk y Milly, que no olvidan la mejor receta de espaguetis y de hospitalidad; a Luisito y a Perla, que nos llevaron a la enorme exposición de Annie Leibovitz y más tarde a la Puerta de Alcalá; a Piter y Arancha, que nos regalaron Pedraza, Segovia y las noches de Madrid; también al taxista que nos enseñó la llanura manchega, dándonos fe de una cultura y una raza, suavemente acompañados por una música que ya no podremos olvidar; a Elsa y a María Elisa, que se quedaron, pero siguieron el relato llenas de entusiasmo mientras cuidaban la casa. Y, por supuesto, a Giselle, Carlitos y Ernesto Javier, la familia más linda del Nuevo Mundo, con quienes paseamos divertidos por los jardines de Aranjuez.
Si la otredad es lo que les da boleto de trascendencia a los documentos que escribió el conquistador, la cita de Gustavo expresa el descubrimiento de un universo. Desde las Cartas… hechas en el 2000, hay una voluntad de invertir la mirada: es el hombre del Nuevo Mundo quien hace la conquista. El cuadro fotográfico se concentra en los ambientes y sobre todo en el deslumbramiento ante la diversidad cultural y de tipos humanos que pueden verse en muchas de las ciudades belgas, alemanas y holandesas que visitó. La multiculturalidad era mucho más que un concepto del existir contemporáneo, para hacerse realidad viva ante sus ojos (y los nuestros).
Cartas de Relación II muestra imágenes de ciudades portuguesas, españolas y belgas. Ellas siguen hablándonos del asunto, pero se advierte una intranquilidad: la cámara se interesa más en percibir lo conflictivo que convive con lo folclórico, o lo festivo, tan disfrutable en los meses de verano del viejo continente. Todo allí, coincidiendo. El relator apresa estos perfiles para traerlos a la ciudad caribeña donde vive, pero puede hacer ese trabajo, y al mismo tiempo, vivir el suceso del viaje. Se siente que está sumergido en el ambiente, sin dejarse ver por sus actores.
La foto se intuye tomada al pasar y otras veces desde un portal o una mesa. El artista se refresca con una “caña” mientras ve pasar un desfile a unas cuadras de la casa de Cervantes; conversa, pero observa: nace la imagen. Dos mujeres que se cruzan sin mirarse: una lleva un velo árabe y en la espalda la palabra LIMPIEZA, la otra es una bella mujer del primer mundo, rostro descubierto y altivo que avanza ajena a ese, que, instante definitivo, la ha dejado grabada en su cuadro. La definición de Cartier Bresson que refiere al momento preciso de obturar, es consustancial al trabajo que hace Gustavo. Está consciente de que reporta. Tal vez por eso el color, o los recursos formales apenas llaman la atención. Son discretos subordinados de lo que quiere relatar.
Cartas de Relación II incita a quienes lleguen a verla con el preámbulo de unas palabras de Hernán Cortés a Carlos V, que expresan el parecer del artista: “Muy altos y muy poderosos, excelentísimos reyes y señores. Me esforzaré en decir a vuestra alteza lo menos mal que yo pudiere, la verdad y lo que al presente es necesario que vuestra majestad sepa. Y asimismo suplico me mande perdonar si todo lo necesario no contare, el cuándo y cómo muy cierto, y si no acertare algunos nombres de ciudades y villas…” El artista entrega humildemente lo que ha logrado captar. Más no es posible, la campaña ha de ser priorizada y la memoria habrá de marcar solamente aquello que forme parte de la experiencia más legítima.
AGRADECIMIENTOS A QUIENES HICIERON POSIBLE EL VIAJE DE DESCUBRIMIENTO
A Esmeralda Batista, Domingos Guimaraes y Antonio Maltez, por invitarnos a las fiestas de Lisboa; a Jacques y Magda, que nos embrujaron con los bosques de Lieja y el alma burgundia de Carlos el Temerario; a Jonny y Annick, que nos dieron un patio donde vienen a piar los mirlos; a Marijke y Katrien que nos llevaron a ver el río Escalda y a ver los cuadros del inmenso Petrus Paulus Rubens; a Dirk y Milly, que no olvidan la mejor receta de espaguetis y de hospitalidad; a Luisito y a Perla, que nos llevaron a la enorme exposición de Annie Leibovitz y más tarde a la Puerta de Alcalá; a Piter y Arancha, que nos regalaron Pedraza, Segovia y las noches de Madrid; también al taxista que nos enseñó la llanura manchega, dándonos fe de una cultura y una raza, suavemente acompañados por una música que ya no podremos olvidar; a Elsa y a María Elisa, que se quedaron, pero siguieron el relato llenas de entusiasmo mientras cuidaban la casa. Y, por supuesto, a Giselle, Carlitos y Ernesto Javier, la familia más linda del Nuevo Mundo, con quienes paseamos divertidos por los jardines de Aranjuez.
No comments:
Post a Comment