El miércoles pasado, con el rito penitencial de las cenizas, hemos comenzado la Cuaresma, tiempo de renovación espiritual que prepara para la celebración anual de la Pascua. Pero, ¿qué significa entrar en el camino cuaresmal? Nos lo ilustra el Evangelio de este primer domingo, con la narración de las tentaciones de Jesús en el desierto. El evangelista san Lucas cuenta que Jesús, tras haber recibido el bautismo de Juan, "lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días" (Lucas 4,1-2). Es evidente la insistencia en que las tentaciones no fueron un accidente de camino, sino la consecuencia de la opción de Jesús de seguir la misión confiada por el Padre de vivir plenamente su realidad de Hijo amado, que confía plenamente en Él. Jesús vino al mundo para liberarnos del pecado y de la fascinación ambigua de programar nuestra vida prescindiendo de Dios. Él no lo hizo con proclamaciones altisonantes, sino luchando en primera persona contra el Tentador, hasta la Cruz. Este ejemplo es válido para todos: podemos mejorar el mundo comenzando por nosotros mismos, cambiando, con la gracia de Dios, lo que no está bien en nuestra vida. (Benedicto XVI)
Thursday, March 3, 2022
Cuaresma
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