Saturday, March 13, 2010

Nuevos detalles de los frescos de Giotto revelados con la luz ultravioleta

Fotos/Reuters
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FLORENCIA, viernes 12 de marzo de 2010 (ZENIT.org).- Una luz ultravioleta reveló detalles hasta ahora desconocidos de los frescos de Giotto, ubicados en la capilla Peruzzi de la basílica de la Santa Cruz en Florencia.

Se trata de las pinturas que recrean pasajes de las vidas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista que datan del año 1320, en las cuales anteriormente sólo se podía apreciar una sombra muy pálida.

Gracias a este descubrimiento los restauradores han podido apreciar algunos volúmenes, decoraciones y detalles con un sorprendente naturalismo, que hacen aún más valiosas estas obras. Este hecho podría representar un hito en los estudios sobre el célebre artista italiano de los siglos XIII y XIV.

La pérdida de detalles de las obras de Giotto presentes en esta capilla se debe a las numerosas restauraciones que han sufrido. En el siglo XVIII los frescos fueron cubiertos con cal, en el siglo XIX fueron redescubiertos por el pintor y restaurador Gaetano Bianchi, quien repintó los trazos y los detalles dañados.

En una tercera restauración realizada en en 1958, fueron retiradas las partes que habían sido añadidas por Bianchi, lo que debilitó las figuras e hizo que se vieran de forma muy tenue. Ahora, gracias a la luz ultravioleta es posible contemplarlas como fueron originalmente.

Así fue el hallazgo

Este descubrimiento es fruto de un proyecto que se inició en el año 2007 entre el Museo Opificio delle Pietre Dure de Florencia, la obra de la Santa Cruz y The Getty Foundation de Los Angeles para un diagnóstico sobre los frescos de este autor presentes en la basílica de la Santa Cruz.

“Muchos detalles de la obra original giottesca”, dijo en declaraciones a la prensa Cecilia Frosini, coordinadora de esta investigación, “se han perdido a la vista normal: Giotto decidió realizar la pintura en seco para obtener efectos diversos respecto a los que se realizaba con la técnica del fresco”, asegura.

Frostini aclara que los materiales que empleados eran originalmente “a menudo usados para pintar sobre tabla, y que en el tiempo no se han mantenido; sus huellas en combinación con algunos pigmentos han sido descubiertas sólo con rayos ultravioletas”.

El equipo que trabaja en la investigación de estas pinturas está compuesto por 34 personas, entre historiadores del arte, restauradores e investigadores. Se espera que las obras de diagnóstico duren todavía dos años y medio más tanto en la capilla Peruzzi como en la Bradi, que hace parte también de la basílica de la Santa Cruz.

Hasta el momento, los nuevos detalles descubiertos sólo son visibles con esta luz ultravioleta pero la continua exposición a estos rayos pueden deteriorarlas aún más. La única forma de compartir el hallazgo con el público general podría ser la digitalización de estas imágenes, que permitiría a los visitantes disfrutar de una capilla virtual en las pantallas de los ordenadores.

Poco se sabe de la vida de Giotto, el gran pintor del siglo XIII y XIV, cuyas pinturas se caracterizan por representación tridimensional del espacio, la recuperación del naturalismo de la imagen de la figura humana y la introducción de una dimensión afectiva.

En la monumental basílica gótica de San Francisco, principal punto de referencia de la población de Asís, en Italia, Giotto pintó una de sus obras maestras: las principales escenas de la vida de san Francisco: su conversión, el abandono de sus bienes, un momento en éxtasis, la canonización de san Francisco, entre otras.

Giotto pasó así del estilo bizantino a uno más realista e innovador. Alcanzó su máximo esplendor en respuesta a los encargos del Papa Bonifacio VIII.

Supo representar no sólo a las personas, las cosas y los paisajes sino también, por primera vez en muchos siglos, el estado psicológico de los personajes por medio de las posturas y expresiones de los rostros

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