No creo –repito– que nuestro problema tenga que ser necesariamente de conflicto generacional, sino de posturas y actitudes ante la vida. De modo que el desafío es tanto de los jóvenes como de los adultos, porque nuestra hora es de consenso y puesta en común, de cambios graduales y no de continuidad, de escucha mutua, soluciones compartidas y vida en común, más que de “tareas orientadas”. (ver Lo que oigo, leo y creo, en Palabra Nueva)
Thursday, March 25, 2010
Orlando Márquez no cree en la continuidad, sino en el cambio
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