"Desde los tiempos de las otras dictaduras que azotaron a Cuba y durante toda la dolorosa historia del presidio político en esta dictadura, muchos familiares de prisioneros políticos y también comunes, así como cubanos perseguidos y excluidos, han encontrado en la Iglesia asistencia, consuelo y acompañamiento humano en medio de la pobreza, las enormes dificultades y el dolor. Así ha sido también y muy especialmente después del encarcelamiento de los que llamamos los Prisioneros de la Primavera de Cuba, que son un signo de la esperanza de la liberación. La iglesia puede ser perseguida y criticada por cualquiera, pero también cuando no tengan donde acudir hasta esos que la critican y persiguen como cualquier otro, pueden acudir a ella y tocar sus puertas y encontraran la acogida amorosa de religiosas, sacerdotes, laicos y también de sus obispos. Mucho mas una iglesia que en Cuba ha madurado en la pobreza y se ha afirmado y unido en su fidelidad a Jesucristo, sufriendo la persecución. También hemos aprendido de la Iglesia, que nadie debe pretender ser actor político desde la Iglesia, porque convierte a la iglesia en parte política, cuando esta debe ser facilitadora del dialogo entre todas las partes. Creemos que los cubanos no deben quedar como espectadores de esta u otra negociación o interlocución, sino que ya deben disponerse a ser protagonistas de su liberación, protagonistas de su propia historia como profetizará el Papa Juan Pablo II". (ver texto completo)
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