Foto/Getty Images
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El fruto que pedimos a María de la Caridad en su peregrinación durante estos años es que por ella nuestro pueblo llegue a Jesús, no sólo a saber mejor quién es, sino a escuchar sus palabras de compromiso con la vida, que cambien nuestra mentalidad a menudo materialista por un modo renovado de ver la realidad.
Hemos oído muchas veces en estos últimos tiempos la palabra “cambio” en Cuba. Nuestro pueblo se ha expresado bastante claro en diversos análisis sobre esos cambios. Es más, se espera, desde hace algún tiempo que ocurran muchos de esos cambios. También pedimos a la Virgen Madre de los cubanos que los cambios buenos lleguen y que podamos aceptar los aspectos difíciles que ellos puedan traer consigo. Pero además de esos cambios que tienen que ver con las estructuras materiales, pedimos que la celebración del cuarto centenario del hallazgo de María de la Caridad produzca entre nosotros cubanos un cambio espiritual en el más hondo sentido del bien y del amor que Jesús vino a sembrar en nuestro mundo. Este cambio de mentalidad también es necesario en nuestro pueblo.
Queremos también dar gracias a la Virgen de la Caridad del Cobre, nuestra madre, porque este año celebramos su fiesta cuando se ha comenzado a efectuar la excarcelación de varios presos, con la certeza de que todos los que forman parte del grupo de prisioneros del año 2003 serán excarcelados también.
En otro orden de cosas creo que es en gran modo beneficioso para los jóvenes y para su vida en familia que las escuelas en el campo se estén trasladando rápidamente a la ciudad. Este es otro motivo de acción de gracias. (ver texto completo de la homília del arzobispo de La Habana, Card. Jaime Ortega en la Misa en honor a la Virgen de la Caridad en el website de Palabra Nueva)
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