El Morro
(Santiago de Cuba, cuarta parte)
Texto y fotos por Ena LaPitu Columbié
(para el blog Gaspar, El Lugareño)
Cuando vas a aterrizar en el aeropuerto de Santiago de Cuba, después de haber visto unas espectaculares imágenes de las montañas y el contraste de todo el verde y el azul, una nueva visión te sorprende. Si crees estar soñando con la época renacentista, estás sobrevolando El Castillo de San Pedro de la Roca o Castillo del Morro y casi puedes tocarlo. El Morro de Santiago como se le conoce popularmente, es una fortaleza militar construida en 1638 por encargo del gobernador de la provincia Pedro de la Roca y Borja ––de ahí el nombre––al ingeniero militar italiano Bautista Antonelli con el objetivo de proteger a la ciudad de los ataques navales de corsarios y piratas entre los siglos XVI y XVIII.
El castillo está asentado en una loma a sesenta metros sobre el nivel del mar lo que le permite tener una vista envidiable de la bahía, el puerto, el caserío costeño de Ciudamar, el embarcadero Cayo Granma-La Socapa y la hilera de picos y sierras montañosas. En el siglo XIX la fortaleza se utilizó como prisión y tumba, allí pueden observarse las pequeñas celdas y bartolinas de no mucho más que un metro cuadrado de espacio. En uno de los patios de la fortaleza hay un pozo ciego, profundo, coronado con una cruz de metal; cuentan los citadinos que por ese pozo, que conecta directamente con el mar, han desaparecido miles de prisioneros a lo largo de toda nuestra historia patria. Cadáveres que nunca se han recobraron debido a que esa conexión del pozo va directamente a la célebre Fosa de Batlle que tiene más de 11000 metros de profundidad y un nivel de absorción impresionante. Dicha fosa es considerada junto a la de Las Islas Marianas, de las mayores del planeta.
Durante la primera mitad del siglo XX, el monumento fue destruido parcialmente por un terremoto, pero fue restaurado, y la UNESCO declaró el castillo como sitio de la herencia del mundo en 1997. Hoy El Morro de Santiago cuenta su historia, desde la categoría de Patrimonio de la Humanidad, ya que por ser una joya arquitectónica de irrebatible valor histórico, es una de las fortalezas más conservada de toda América.
Ena Columbié, “LaPitu” Guantánamo, Cuba. Poeta, ensayista, crítica, narradora y artista. Licenciada en Filología. Ha obtenido numerosos premios en crítica literaria y artística, cuento y poesía. Ha publicado los libros: Dos cuentos (Narrativa. Cuba 1987), El Exégeta (Crítica literaria. Cuba 1995), Ripios y Epigramas (Poesía Cuba 2001) y Ripios (Poesía. USA 2006) y en las antologías: Lenguas Recurrentes (1982), Lauros (Cuba 1989), Epigramas (Cuba1994), Muestra Siglo XXI de la poesía en español (USA 2005), La Mujer Rota (México 2008). Dirige la editorial, Ediciones EntreRíos. Ha colaborado como editora en la editorial La Araña pelúa de París y en La Peregrina Magazine, así como en diversos proyectos privados independientes.Como fotógrafa ha publicado en revistas y periódicos de USA. Reside en Miami, Florida. USA.
ver los post anteriores de Con la verdad a Cuestas
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Ena Columbié, “LaPitu” Guantánamo, Cuba. Poeta, ensayista, crítica, narradora y artista. Licenciada en Filología. Ha obtenido numerosos premios en crítica literaria y artística, cuento y poesía. Ha publicado los libros: Dos cuentos (Narrativa. Cuba 1987), El Exégeta (Crítica literaria. Cuba 1995), Ripios y Epigramas (Poesía Cuba 2001) y Ripios (Poesía. USA 2006) y en las antologías: Lenguas Recurrentes (1982), Lauros (Cuba 1989), Epigramas (Cuba1994), Muestra Siglo XXI de la poesía en español (USA 2005), La Mujer Rota (México 2008). Dirige la editorial, Ediciones EntreRíos. Ha colaborado como editora en la editorial La Araña pelúa de París y en La Peregrina Magazine, así como en diversos proyectos privados independientes.Como fotógrafa ha publicado en revistas y periódicos de USA. Reside en Miami, Florida. USA.
1 comment:
Como siempre, disfruto mucho tus crónicas y esas maravillosas fotos de nuestro querido Oriente. Un fuerte abrazo y que vengas pronto, que te extrañamos!
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