—Eslinda, ¿es casualidad que usted esté en tres películas que se consideran grandes clásicos del cine cubano: Memorias del subdesarrollo, Lucía y La primera carga al machete?
—No creo que haya sido casualidad. En esta profesión, como en muchas otras, uno se va preparando para cuando las oportunidades se presenten, aunque la vida también te da muchas sorpresas, que a veces son regalos maravillosos, como poder participar en Lucía, la cual si bien en su momento se consideró una película importante, nunca pensamos que alcanzaría esas connotaciones que ha ido tomando con el paso del tiempo.
«Memorias del subdesarrollo la realicé justamente antes de Lucía y también me sonrió la “suerte”. Tomás Gutiérrez Alea (Titón), que me conocía de haberme visto en el Teatro Universitario y en algunas salas teatrales, me preguntó un día por qué no iba al casting, sin embargo, yo tenía mucho temor porque mi experiencia era más bien teatral. Por insistencia de varios amigos asistí al casting esperando que no me tomaran en consideración, pero Titón me sorprendió dándome el personaje de Noemí.
«La primera carga al machete quizá llegó luego de una forma más lógica, porque Manuel Octavio Gómez era un amigo de la familia, y me ofreció estar en su película coral en la cual iba a representar un personaje pequeño, pero que me dejaría una huella muy profunda... Sin embargo, te repito: si estás preparado para enfrentarte a algo, no te faltarán esas oportunidades». (ver entrevista completa en Juventud Rebelde)
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