En la ciudad de Miami, estado de la Florida de los Estados Unidos de Norteamérica, reunidos en el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, y celebrando el 50 Aniversario de su llegada a la capital del exilio cubano y el 50 Aniversario de nuestra Fraternidad Internacional del Clero y Religiosos de Cuba en la Diáspora, fundada por inspiración de nuestro querido Obispo, Monseñor Eduardo Boza Masvidal, a raíz de la expulsión en 1961 de 131 sacerdotes y religiosos de Cuba en el barco Covadonga, luego de reunirnos entre los días 11 al 14 de julio del 2011, para celebrar nuestro XXXVII Encuentro fraterno, acompañados por nuestros pastores: Mons. Felipe Estévez, Obispo de San Agustín de la Florida; Mons. Octavio Cisneros, Auxiliar de Brooklyn; y Mons. Agustín Román, Obispo Auxiliar Emérito de Miami.
Durante estos cuatro días hemos compartido como hermanos nuestras experiencias como pastores, agentes de evangelización y como exiliados, fuera de la tierra que nos vio nacer. Hemos reflexionado sobre la Doctrina Social de la Iglesia en la que nuestro fundador insistiera tantas veces como uno de los retos en la reconstrucción de Cuba, así como sobre la realidad que vive hoy nuestra patria querida, y sobre los retos que tenemos por delante en nuestra misión como guías y educadores del rebaňo del Señor. Actualizamos nuestra formación continua con los ejemplos de vida de nuestros futuros santos: Siervo de Dios, Padre Félix Varela, y Mons. Eduardo Boza Masvidal, cuyos procesos canónicos están activos en el presente.
A pesar de las circunstancias que cada uno de nosotros ha vivido y vive, y la lejanía de nuestra tierra natal, permanecemos fieles a nuestra misión evangelizadora, allí donde Dios nos ha puesto, sin olvidar nuestras raíces, nuestra identidad y nuestra consagración.
Acercándonos a la celebración del 400 Aniversario del hallazgo de la bendita imagen de la Virgen de la Caridad en 1612, hemos reflexionado sobre varios aspectos de la historia a lo largo de estos 50 aňos de existencia y la proyección futura de nuestra Fraternidad. Recordamos a nuestro inspirador y fundador, Mons. Eduardo Boza Masvidal y a los que con el fueron expulsados de Cuba en 1961, así como a todos los que a lo largo de estos 52 aňos de ausencia de libertad han dado sus vidas y sufrido prisión y martirio, y a los que han tenido que abandonar su patria en busca de nuevos horizontes en otras tierras que los han acogido generosamente.
Elegimos la nueva directiva de la Fraternidad que servirá durante el próximo aňo en el seguimiento del espíritu en el que fue fundada hace 50 aňos, por inspiración del Espíritu Santo para que, unidos en El, enfrentemos el reto de una Nueva Evangelización en medio de nuestras realidades de la Diáspora.
Con alegría compartimos con nuestros hermanos en el sacerdocio, el diaconado, religiosos/religiosas y laicos en su servicio a la Iglesia en Cuba, presentes en esta ciudad para el Encuentro Eclesial entre ambas orillas.
Comprendiendo las realidades que nuestro pueblo cubano vive hoy, e inspirados por el Magisterio de la Iglesia, reconocemos una fuente de inspiración en las palabras del Santo Padre Benedicto XVI, que nos invita día a día a cuestionar nuestro ministerio y servicio pastoral encarnados en las realidades de nuestro pueblo, al decir que: “En el mismo ejercicio de la pastoral debe resplandecer esa unidad en la caridad entre los Pastores, entre éstos y las personas consagradas en la vida religiosa, y entre las mismas personas que viven su consagración dentro del carisma propio de su comunidad, todo ello teniendo presente el modelo de nuestro Salvador que vino al mundo no a ser servido sino a servir” (Mensaje del 14 de mayo del 2005 del Papa Benedicto XVI al Presidente del CELAM).
Desde la diáspora, reconocemos la acción de la Iglesia Católica en Cuba y sus pastores, en su participación en la búsqueda de soluciones para la liberación de los presos de conciencia, creando las condiciones que posibiliten un autentico dialogo nacional que incluya a todas las partes involucradas, promoviendo una apertura de Cuba al mundo y a si misma, como nos invitara el Papa Juan Pablo II, acciones y proceso que apoyamos con nuestra oración.
Como hermanos de una verdadera Fraternidad en Cristo Jesús, reconocemos que queremos vivir en un diálogo continuo con la realidad de nuestra patria, que en los últimos tiempos va en la búsqueda de nuevos derroteros cuyos efectos no se pueden predecir en un tiempo y en situaciones concretas, por lo que enfocados en nuestra misión pastoral que mira no solo al presente sino también al futuro sin olvidar el pasado, reconocemos que “entre las condiciones del diálogo […] la primera es el amor” pues “cuando no hay amor nos cerramos al dialogo”, sabiendo que “el conflicto como base ni es solución de nada ni impulsa nada” (Documento Final ENEC, Parte C, II), y que la única finalidad del diálogo tiene que ser “la búsqueda de la verdad” (Documento Final ENEC, Parte C, VII), por lo que nos unimos en oración, con apertura sincera de nuestra disponibilidad para buscar soluciones reales que beneficien al pueblo al que nos consagramos a servir, en el espíritu de las reflexiones de los Encuentros de la ENEC y CRECED.
Reflexionando sobre el pasado, descubriendo los signos de los tiempos presentes y mirando hacia el futuro, nuestra Fraternidad vive este tercer año del Trienio preparatorio, Aňo Jubilar, y nos disponemos a caminar junto al pueblo cubano para celebrar gozosamente, el próximo aňo 2012, el IV Centenario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, reina y madre del pueblo cubano, en el empeño de nuestros obispos y sacerdotes de promover la devoción a nuestra Madre del Cielo, para mayor gloria de Dios.
Esperamos reunirnos nuevamente el aňo próximo en San Agustín de la Florida, ciudad donde vivió y murió el Santo Cubano, y esperamos también encontrarnos a los pies de la Virgen de la Caridad, en su santuario nacional, para junto con los Obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, y todo el pueblo cubano, pedirle una vez mas a la Virgen Mambisa, Madre de todos los cubanos, los de Cuba y los de la Diáspora, que todos seamos hermanos, y que el amor a nuestra tierra nazca del amor a Dios (como reza la bellísima canción que cantamos a la Virgen Mambisa).
Bajo su bendito manto, que nos cubre y protege en su amor, y nos conduce hasta su Hijo Jesucristo, esperamos renovar nuestros votos de servicio y amor al pueblo y a la tierra que nos vio nacer, con la esperanza de que mas temprano que tarde, podamos reunirnos todos sus hijos en un solo espíritu y en un solo corazón, sin mas divisiones, diferencias y heridas, para construir en reconciliación y en caridad, todos juntos, una patria mas justa y mejor.
A Jesús por María, la Caridad nos une.
En Miami, Florida, Estados Unidos de Norteamérica, a los 15 días del mes de julio del 2011.
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