SANTO OFICIO
A Manuel Díaz Martínez.
El inquisidor
Recorre la estancia
Con su pluma en la mano.
Debe dictar sentencia.
¿El poeta es un hereje o no?
Sobre la mesa
El voluminoso expediente
De los últimos protocolos.
La tinta es sangre.
Tiempos de herejía,
Se dice,
Moviendo
Negativamente la cabeza.
En el fuego
Arden
Los proscriptos.
De vuelta al palacio
Donde un monaguillo que es su amante aguarda
-en el coche
Tirado por negros alazanes
Medita y hasta se reprocha:
Duros tiempos
Son estos para la castidad.
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Nota: Agradezco nuevamente a Alberto Lauro, quien colabora frecuentemente con el blog y en esta ocasión lo ha seleccionado para dar a conocer su poema Santo Oficio. (Gaspar, El Lugareño)
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