(Miami) Arzobispo se reúne con ex presos políticos cubanos y un grupo de Damas de Blanco

 

Foto/ Arquidiócesis de Miami

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(Arquidiócesis de Miami)- Cuatro días antes de la Navidad, el Arzobispo de Miami Thomas Wenski recibió a un grupo de ex presos políticos cubanos y ex Damas de Blanco residentes en Miami y en otras partes del país. El Arzobispo les dio la bienvenida y les ofreció el apoyo y acogida de la Iglesia en la nueva vida que inician fuera de Cuba.

Los participantes, seis hombres y ocho mujeres que acudieron a la cita vestidas de blanco, le expresaron su gratitud por estar en un país libre. También hablaron de algunas dificultades que están teniendo, por falta de trabajo y de apoyo de la comunidad, por enfermedad y por la situación migratoria de algunos de su familiares.

En el encuentro con el Arzobispo estuvieron Margarito Broche, Carmelo Díaz, Blas Giraldo Reyes, José Augusto Villarreal y Roberto Miranda. Les acompañaba Joaquín Boronat, que no es del grupo de los 75. Estuvieron las Damas de Blanco: Isel Obregón, María Noa, Matilde y María del Carmen Jerez, Isabel Ramos, Iraida Soledad Rivas, Noelia Pedraza y Belinda Salas.

Las Damas de Blanco compartieron con Mons. Wenski sobre su lucha en Cuba a favor de sus esposos y familiares presos. Algunas viajaban como podían desde Oriente para poder participar en las caminatas a la Iglesia de Santa Rita en La Habana. Expresaron su gratitud al apoyo de la Iglesia y dieron por ejemplo el haberles defendido cuando fueron al Santuario del Cobre: “Nos pusieron un operativo y nos querían sacar, pero las religiosas y el sacerdote nos abrieron las puertas y nos defendieron y estuvimos allí dos días y no nos faltó nada”.

El Arzobispo Wenski reiteró el apoyo de la Arquidiócesis y de sus servicios legales e indicó su disponibilidad para mover algunos hilos en su favor.

“Ustedes han vivido un drama en su país y ahora están viviendo un segundo drama”, les dijo. “Están aquí como extranjeros, porque en su patria fueron tratados como extranjeros”, comentó al invitarles a terminar el encuentro con una oración. El había seleccionado el salmo 137, que presentó como “la oración de un exiliado”. (sigue)