Ilustración/Yovani Bauta
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Brindis
A José Concepción RíosA Ricardo RiverónA Juan Nicolás PadrónTambién a los detractores
Compañeras y compañeros,damas, gentilhombres,leidis y yentelmans,all camaradas:
El giro que queremos dar a este discurso,no es más que el giro que queremos dar a este discurso,la uva se ha dado morada y verde estacosechay la naranja, amarilla al madurar, peroaunque les parezca mentira,no han sido realmente moradas y verdesni amarillaslas unas y las otras–es en eso donde quería poner el énfasis,¿comprenden? – elgatono se ha subido al tejado todavía(si bien ustedes piensen que ya nos mira desde allí):le he preguntado al gato ahorita mismoy ha respondido que hoy se acostará más tarde, acasoestén buscando ustedes a la mujer de los ojosazulesy no hayan reparadoque en realidad no son azules,no se han fijado con acierto:un ojo es más bien gris, no fueun cañón lo que –o quien– disparósino la matraca de este niño de 35 años, ni esehombre que miranes el hombre negro que miransino el Esquimal Perdido que se ha dadoun elocuente barniz de aquel color, ni esjustamente a la cotorra a quien han escuchado,sino, aunque les parezca increíble, a uncuadrúpedoque ha aprendido encomiablementea imitar el imitar de la cotorra–es en eso donde quería poner el énfasis,¿comprenden?, ¿comprenden bien? –, en lacopadonde ahora se disponen a beber el vinono es vino lo que beberán sinola mezcla desangremiasmalágrimay tampoco, claro, es una copa, esuna llaga en la que beberán, por esodecía, perdonen la reiteración, queel giro que queremos dar a este discursono es más que el giro que queremos dara este discurso –es en eso donde queríaponer el énfasis, ¿comprenden?, ¿comprenden bien?,¿comprenden bien bien?–, el año pasadoyo tenía un año menospero nació un rosaleste año ya tengo un año máspero nació un rosaleste año yo tengo un año menos que el próximopero nació un rosal, del puntodel espacio que les hablaba al comienzo,ya no queda nada, acabode mirar al firmamento y ahoraes una raya, no un punto, el alientoque me llega de ustedes desde el inicioya no es el aliento de ustedes, más bienes una línea curva que me mira, justiciera al parecery a la mujerrubiaque está a la izquierdale he visto caer la cabellera pedazo tras pedazoy ya no es rubia, ni tiene cabellera, ni por tanto, siquieraes una mujer y al hombretan varonil que está a la derechalo voy viendo, pasito por pasito, laterales,pasándose a la izquierda, compungido, achicándosecomo un camarero no avisado ante la llegada de unPresidente, a mí mismome ha ido creciendo un brazo, uno solo, en la medidaque he ido dando el giro que queremos dar a este discursoque no es más, como decía, que el giroque queremos dar a este discurso–es en eso donde quería poner el énfasis,¿comprenden? ¿comprenden bien? ¿comprenden bien bien bien?–en fin, no puedo máscon este brazo tan largo,eso es todo.
Brindemos.
Muchas gracias.
Félix Luis Viera16 de agosto de 1992
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Félix Luis Viera (Santa Clara, Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la Uneac*, 1976, Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba), Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba) y La patria es una naranja (Ediciones Iduna, Miami, EE UU, 2010, Ediciones Il Flogio, Italia, 2011); los libros de cuento: Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002, Editorial L´ Ancora del Mediterraneo, Italia, 2005), la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005) y El corazón del Rey (2010, Editorial Lagares, México). Su libro de cuentos Las llamas en el cielo es considerado un clásico de la literatura de su país. Sus creaciones han sido traducidas a diversos idiomas y forman parte de antologías publicadas en Cuba y en el extranjero. En su país natal recibió varias distinciones por su labor en favor de la cultura. Fue director de la revista Signos, de proyección internacional y dedicada a las tradiciones de la cultura. En México, donde reside desde 1995, ha colaborado en distintos periódicos con artículos de crítica literaria, de contenido cultural en general y de opinión social y política. Asimismo, ha impartido talleres literarios y conferencias, y se ha desempeñado como asesor de variadas publicaciones.
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