Culmina esta sección en el blog de los textos del amigo Félix Luis Viera, que "por esas razones del universo de un libro, se han quedado precisamente sin libro". Agradezco a Viera por dar a conocer sus poemas no publicados en Gaspar, El Lugareño. Igualmente, mi gratitud porque continuará compartiendo con los lectores del blog, sus artículos, reseñas, reflexiones ...
Ilustración/Astrid Alcayaga
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Roshita Güther
por Félix Luis Viera
Ahora son las seis de la tarde en Duisburgo y Rosita Güther mira desde su ventana a varios niños que juegan en la plaza. Casi está oscureciendo y por eso, lamentablemente, sus ojos azuloscuros no pueden exhibir todo su brillo. Ella está sola en la tarde de otoño y sus pies pequeños calientan unas pantuflas lilas y sus senos están quemando el sostén. Ella está sola y mira cómo juegan los niños en la plaza. Y quizá no lleve sostén y sus senos estén quemando la bata de casa. La bata de casa arde mientras Roshita Güther mira a la plaza y siente un parpadeo en el boquete de su sexo. La bata de casa es también lila y la tetera pita anunciando que el té ya se halla listo. Es un otoño muy frío y por tanto hay un frío intenso ahora en el crepúsculo. Del techo pende una lámpara de luz fría pero Roshita Güther advierte que la luz va enrojeciendo; enrojeciendo como ese calor que enrojece las entradas de su vagina, y el rojo punzó se le abre hasta el pecho como un estilete que fuera tasajeando en su entreseno. Roshita Güther está sola y los pies le arden; incendian la alfombra. Ella piensa que no debería estar sola. Ni su alma. Ni sus nalgas. Ni sus senos. Solos. Pero Roshita Güther está sola de nuevo en este atardecer tan frío de otoño. Y mira hacia la pequeña plaza donde juegan los niños. Hacia la pequeña plaza donde estaban jugando los niños.
México, DF, septiembre de 1998
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Félix Luis Viera (Santa Clara, Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la Uneac*, 1976, Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba), Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba) y La patria es una naranja (Ediciones Iduna, Miami, EE UU, 2010, Ediciones Il Flogio, Italia, 2011); los libros de cuento: Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002, Editorial L´ Ancora del Mediterraneo, Italia, 2005), la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005) y El corazón del Rey (2010, Editorial Lagares, México). Su libro de cuentos Las llamas en el cielo es considerado un clásico de la literatura de su país. Sus creaciones han sido traducidas a diversos idiomas y forman parte de antologías publicadas en Cuba y en el extranjero. En su país natal recibió varias distinciones por su labor en favor de la cultura. Fue director de la revista Signos, de proyección internacional y dedicada a las tradiciones de la cultura. En México, donde reside desde 1995, ha colaborado en distintos periódicos con artículos de crítica literaria, de contenido cultural en general y de opinión social y política. Asimismo, ha impartido talleres literarios y conferencias, y se ha desempeñado como asesor de variadas publicaciones.
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