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El Papa que no veré
El Papa que no veré
por Carlos A. Peón-Casas
Benedicto XVI llegará a Cuba en breve. La brevedad no pasa de veinte días: pero ante tal inminencia sólo se cierne un silencio avasallador. Silencio por todas partes, por la parte que le toca a la Iglesia católica en Cuba, anfitriona natural del hecho de fe que suscita la venida del representante de Cristo en las tierra, y que hasta aquí no ha pasado de un bastante escueto comunicado distribuido en las parroquias; y por otra, el de las autoridades de la nación, que igualmente se convierten en anfitriones de un suceso que les atañe en coordenadas más políticas, y por el que no parecen mostrar ‘’mucho interés’’; o al menos el que se pude percibir desde la realidad del ciudadano de a pie que lee el Granma, ve los noticieros estelares de la Televisión Cubana, y acaso también, de vez en vez, la Mesa Redonda.
La realidad que gravita sobre la visita es ciertamente otra, pero que no se airea suficientemente, y que sólo es atenible para los que excepcionalmente navegan por internet, como por ejemplo: la construcción en tiempo record de una residencia especialmente habilitada, en la que su Santidad pernoctará la primea noche de su llegada a Santiago de Cuba, en el pintoresco poblado del Cobre; o los detalles más o menos de dominio público, de su apretadísima agenda, con la esperada visita al ex presidente cubano Fidel Castro (como mismo sucedió cuando visitara Alemania, y se reuniera con el ya también retirado gobernante Helmunt Kohl); o la ya anunciada, y al parecer muy populosa peregrinación de la arquidiócesis de Miami, con vuelos charters a Santiago y La Habana, a la que se sumarán no sólo católicos cubano-americanos, sino de otras nacionalidades, y hasta si el embargo lo permite, los propios ciudadanos norteamericanos.
La Iglesia local empero, no ha recibido la asignación solicitada de ómnibus Yutong,-los muy populares e incómodos buses chinos-, para organizar el peregrinaje de sus fieles: la razón es que el parque está escaso, y no hay combustible suficiente para tan ´´largo´´ viaje de más de 600 kms de ida y vuelta; la única y última oferta posible es un machacoso tren de pasajeros a la mejor usanza de estos tiempos, donde sólo accederán cuarenta viajeros por parroquia, previa selección. Un viaje por demás apabullante, y lleno de las más disímiles precariedades…Ver para creer.
En lo que a mí respecta, no puedo pagar 40 CUC, que es el precio que cobra una agencia de viajes oficial, y que organiza un tour de peregrinación a la Misa en Santiago de Cuba, junto al Papa Beneditto, gracioso spelling del nombre del pontífice, tal y como lo pronuncian en el folclórico Santiago, y justo como lo han escrito en el cartel que lo anuncia. Mi opción como la de tantos otros católicos, será seguir la visita por la televisión local. A no ser que alguna mano caritativa nos subvencionara el viaje, detalle por demás improbable, pues no corren tiempos muy ufanos para nuestros patrocinadores, en las plurales regiones del mundo capitalista, angustiados por la crisis y los desvelos hipotecarios; y porque, muy al final, 40 billeticos de los de verdad, dan acá para mantener las expensas de una familia por todo un mes, y no se gastan así como así…….
En la antigua comarca de sombreros y pastores,
Camagüey, a 5 de marzo del 2012
Camagüey, a 5 de marzo del 2012
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