Otorgan piedad a Lissette Bustamante
por Félix Luis Viera
La dictadura castrista al fin cedió y hoy nos llega la noticia de que la periodista cubana exiliada Lissette Bustamante, ha recibido la autorización de aquella para viajar a Cuba, y así, visitar a su mamá, en estado grave.
El pasado 22 de abril, en estas mismas páginas, dábamos fe de la negativa del totalitarismo encabezado Raúl Castro para que la periodista pudiese viajar a su país, y asimismo dábamos a conocer la carta que Bustamante enviara al gobernante cubano pidiéndole indulgencia.
La carta en cuestión, según no pocas personas, mostraba un tono excesivamente lastimero, prosternado. Habría que ver... no todas las personas son iguales; unas pueden resistir esos momentos de angustia mejor que otras, sin rendirse. Si bien, en contra de esto, quizás pueda oponerse un mensaje que me ha enviado una colega de Bustamante: “Yo no me inclino ni declino (sic) ante un tirano”. Bien... siempre hay posiciones diversas; los únicos que, en su éxtasis onanista, piensan que todo el mundo piensa igual, son los comunistas.
El perdón para Lissette Bustamante no es más que una brizna en el aguacero interminable. Son miles los cubanos dispersos por el mundo que no han recibido autorización de la satrapía establecida en Cuba para visitar la Isla, no obstante solicitar el permiso para ver a sus mamás y otros familiares enfermos, a veces de muerte. Solo que ninguno de estos miles ha tenido acceso a Raúl Castro ni antes a su hermano, ya bien sea por la vía epistolar; ni tampoco son, aquellos miles, personas de cierto impacto mediático, como sí lo es Bustamante.
Esperemos que la periodista cubana esté con su mamá en estos días difíciles para ambas. Esperemos que vaya y vuelva de Cuba. Que vuelva, que ese es otro pánico que sienten los exiliados contestatarios que deciden visitar su tierra.
Así van las cosas.
Félix Luis Viera (Santa Clara, Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la Uneac*, 1976, Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba), Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba) y La patria es una naranja (Ediciones Iduna, Miami, EE UU, 2010, Ediciones Il Flogio, Italia, 2011); los libros de cuento: Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002, Editorial L´ Ancora del Mediterraneo, Italia, 2005), la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005) y El corazón del Rey (2010, Editorial Lagares, México). Su libro de cuentos Las llamas en el cielo es considerado un clásico de la literatura de su país. Sus creaciones han sido traducidas a diversos idiomas y forman parte de antologías publicadas en Cuba y en el extranjero. En su país natal recibió varias distinciones por su labor en favor de la cultura. Fue director de la revista Signos, de proyección internacional y dedicada a las tradiciones de la cultura. En México, donde reside desde 1995, ha colaborado en distintos periódicos con artículos de crítica literaria, de contenido cultural en general y de opinión social y política. Asimismo, ha impartido talleres literarios y conferencias, y se ha desempeñado como asesor de variadas publicaciones.
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