Fotos/Reuters
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Ahora los tres artesanos están enfrascados
en una escultura del Titán de Bronce
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(Adelante) Ramón Linares Pimentel, ingeniero termo energético de profesión, Yoel Eliza Lecusay, mecánico automotriz y Wilfredo Bárbaro Diego Miranda, quien desde los cuatro años de edad dibujaba con maestría, están sorprendidos aún de que la obra de ellos fuera escogida para que repose en la Santa Sede, en El Vaticano.
Cuenta Ramón que recibió una llamada de una amistad desde La Habana, interesado en complacer una petición de Eusebio Leal, Historiador de La Ciudad, de tallar en madera la virgen y que él aceptó la propuesta del colega, conocedor de sus habilidades, y sumó a ese propósito a Yoel y Wilfredo, los que en veinte jornadas de ocho horas, en el modesto taller del reparto Villamariana, cumplieron el compromiso pactado de donar la figura, sin ningún interés monetario ni conocer de antemano cuál sería el destino final.
Emplearon como madera Guayacán, abundante en Pinar del Rio y Guantánamo, considerada por ellos como la más factible para el trabajo de detalle, la terminación “es mucho más bonita y al oxidarse parece bronce, hay algunos que son más azulosos, negro o verdosos y la calidad de las piezas es superior”, precisó el líder natural del grupo, miembro de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas.
No es la primera figura creada, han elaborado otras, el nacimiento de la virgen, cuando los marinos estaban buscando sal en la Bahía de Nipe y la creación de Jesús, uno en posición vertical y otro horizontal con camellos y todo.
Tomaron como plantilla un almanaque donde aparece la imagen de la Virgen de La Caridad, aunque le incorporaron otros detalles como el fondo marino, explicó Ramón a la vez que emocionado, porque entre tantos artistas cubanos de fama internacional, como escultores, pintores, ceramistas y diseñadores, escogieran el trabajo de ellos. (sigue)
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