Wednesday, May 23, 2012

Comunicadores Católicos Cubanos denuncian, de manera clara, que la crisis de Cuba es consecuencia de "una falla ética donde los procesos dejaron de estar en función de la persona y la persona fue puesta en función de los procesos"

Mensaje de los Comunicadores Católicos Cubanos
 con motivo del Año Jubilar Mariano


Ahora dice el Señor a su pueblo:
“Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado.
Yo voy a hacer algo nuevo, y verás que ahora mismo va a aparecer.
Isaías 43, 18-19

Reunidos en El Cobre, el día 19 de mayo de 2012, en la celebración del V Encuentro Nacional de Comunicadores Católicos, y llenos de alegría por la primavera de fe que ha representado en toda Cuba el recorrido de la imagen peregrina de la Virgen de la Caridad del Cobre y la reciente visita del Santo Padre Benedicto XVI, vivimos el Jubileo como tiempo de perdón, renovación y proyecto: perdón para nosotros mismos que nos abre a Dios y al otro; renovación de nuestras propias vidas, de nuestras familias y de la sociedad; proyecto esperanzador de futuro.

Este tiempo de gracia se ve ensombrecido por la crisis que atraviesa nuestra patria. Resultado de una falla ética donde los procesos dejaron de estar en función de la persona y la persona fue puesta en función de los procesos. Esta situación podría dar al traste con las grandes potencialidades de nuestra nación. Las reformas, insuficientes y lentamente implementadas, no han logrado un impacto significativo en la solución de esta crisis, lo cual ha generado sentimientos de frustración y desesperanza.

Para cambiar esta realidad consideramos que es imprescindible la escucha atenta de los anhelos más profundos del pueblo, un firme compromiso con la verdad y plena transparencia informativa.

Fieles a la vocación reconciliadora de la Iglesia queremos caminar con nuestro pueblo, y en particular con todos los comunicadores cubanos, en la búsqueda de la verdad y la justicia. Confiamos en la capacidad de recuperación del país, pero consideramos que solo si se garantizan vías efectivas de participación y vivimos todos un proceso profundo de reconciliación, habrá un futuro para Cuba.

La reconciliación, lejos de ser un signo de debilidad o un acto de claudicación, es el camino de plenitud, liberación y fuente de paz que la patria necesita especialmente hoy.

A la Virgen de la Caridad, Madre de todos los cubanos, encomendamos estos propósitos.

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