En “Cubadebate” hoy, 22 de junio
por Félix Luis Viera
Igual que hacen una Mesa Redonda que martiriza al pobre televidente cubano (en Cuba) donde no hay opiniones encontradas (dicen los que saben que es la única mesa redonda en el mundo en la que todo el mundo piensa igual), la dictadura bicastrista tiene un poderoso sitio en Internet, Cubadebate, donde todo el mundo piensa igual; aun los foristas, que parecen hijastros fieles de los articulistas. Claro, sabemos que ellos, los asalariados de Cubadebate, suprimen los comentarios cuestionadores que les envían.
En la edición de hoy aparece un texto de Mariela Castro (hija del mandatario cubano Raúl Castro, pero sobre todo sobrina de Fidel Castro), quien estuvo en Estados Unidos hace poco para participar en el Congreso Internacional de LASA (Asociación de Estudios Americanos).
Con esa capacidad histriónica que le caracteriza, la Sobrina Heredera da a conocer que en su viaje a Estados Unidos habló (entiendo que por teléfono) con “Gerardo y René”. Estas dos personas forman parte de los cinco espías cubanos presos en Estados Unidos. Ellos, Mariela y su familia, les dicen “héroes”. Y es correcto quizás: los espías pueden ser héroes para el país que los envía, pero para el país agredido son espías.
Dice la sexóloga Mariela Castro en su texto: “Tanto René como Gerardo me pidieron transmitir a Fidel y a Raúl su disposición permanente a defender la Revolución, donde quiera que se encuentren, y que nuestro pueblo puede contar siempre con ellos”. Esto me parece un poco raro, porque aquel pueblo ya no puede contar ni consigo mismo, así ¿qué importancia tendría contar con personas tan lejanas?
Ilustra el texto de Mariela Castro una foto que le tomaron, con la boca abierta, supongo que está dando un grito allí en las “entrañas del monstruo”, mientras sostiene un cartel que dice “Obama give me five now!”; allí, en las entrañas del monstruo.
Suerte que tiene la Mariela; suerte de la que carece la familia del estadounidense Alan Gross, preso en Cuba, enfermo él en prisión, y enfermas su hija y esposa en Estados Unidos, sin nadie que pueda ir a Cuba a pedir su liberación ya no gritando, ni siquiera hablando quedo.
Sobre los cinco espías-héroes presos en Estados Unidos, expresa la Castro en su texto “Recuerdo con mucho dolor los 17 meses que, sin ninguna razón para tanto castigo, permanecieron estos jóvenes en ´el hueco´ junto a una larga lista de violaciones a sus derechos como convictos”.
Debemos suponer que Cubadebate se publica para el extranjero, porque los ciudadanos cubanos (en Cuba) no tienen acceso a Internet. De manera que el párrafo anterior lo emite la sobrina de Fidel Castro para el lector foráneo. Entonces, para ser justa, debió de enumerar los crímenes que se han cometido y se siguen cometiendo en las cárceles cubanas.
Termina su texto Mariela Castro con una frase que ceo aprendió de su tío “No me cansaré de reclamar el fin de esta larga injusticia. El pueblo de Cuba no abandona a sus hermanos [los cinco espías-héroes]y mucho menos a sus héroes. Ellos han consagrado sus libertades por las nuestras”.
Es que ya ni se sabe —le diríamos a la Castro, quien se hace la sueca— dónde está “el pueblo de Cuba”, si tomamos en cuenta que más de dos millones de cubanos se han ido y, asimismo, no hay que ser espiritista para apostar que al menos diez millones de los once que quedan en la Isla, tienen la mente “afuera, en los países”, con la miseria y el pánico como “libertades”.
Así van las cosas.
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Félix Luis Viera (Santa Clara, Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la Uneac*, 1976, Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba), Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba) y La patria es una naranja (Ediciones Iduna, Miami, EE UU, 2010, Ediciones Il Flogio, Italia, 2011); los libros de cuento: Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002, Editorial L´ Ancora del Mediterraneo, Italia, 2005), la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005) y El corazón del Rey (2010, Editorial Lagares, México). Su libro de cuentos Las llamas en el cielo es considerado un clásico de la literatura de su país. Sus creaciones han sido traducidas a diversos idiomas y forman parte de antologías publicadas en Cuba y en el extranjero. En su país natal recibió varias distinciones por su labor en favor de la cultura. Fue director de la revista Signos, de proyección internacional y dedicada a las tradiciones de la cultura. En México, donde reside desde 1995, ha colaborado en distintos periódicos con artículos de crítica literaria, de contenido cultural en general y de opinión social y política. Asimismo, ha impartido talleres literarios y conferencias, y se ha desempeñado como asesor de variadas publicaciones.
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