por Magaly Espinosa
Seis obras de video arte presenta el artista Jorge Luís Santana en la Salle Zéro, como parte de las muestras que este espacio exhibe habitualmente. Santana es un creador versátil, que incursiona tanto en el arte instalativo y la escultura, como en la video creación.
Hay en ellas una mezcla de estilos venidos de las artes plásticas y del cine, lo que convierte al artista en una suerte de realizador visual que propone traspasar esos limites, demostrando que la pluralidad y la contaminación, son virtudes del arte contemporáneo que bien aprovechadas le proporcionan grandes posibilidades al propio proceso de construcción artística. Santana enlaza lo surreal con lo documental, el mundo de la comunicación con el instalativo, la vida cotidiana y la política, conociendo que esa vida en su transcurrir no establece distinciones.
En la pieza Brújula, su mirada instruida ofrece una ingeniosa visión de un movimiento que metaforiza las posibles direcciones del viajante. Se nos enseña un espacio formado por botellas situadas en el piso que giran sin una orientación. La primera imagen es una botella que una mano pone a girar sobre si misma, la cámara se va abriendo y aparecen igualmente estos objetos repitiendo el mismo movimiento, se detienen y vuelven a moverse, creando una danza muy peculiar. El título le confiere un significado a la obra, dado una brújula extraviada, sin orden, como le puede suceder en muchas ocasiones a la sociedad y a los hombres mismos.
En dos de las obras incluidas en esta proyección, la vida cotidiana se mezcla con la vida política, a través del noticiero nacional, de los ruidos de las calles, de las conversaciones del barrio. Así acontece en Nación sonora, en la que se nos muestra el movimiento de un ecualizador que gobierna sobre los sucesos, sus controles nos dicen quien puede ser mejor escuchado y cuándo. Estas disposiciones entre soluciones visuales y titulo le permiten al artista alcanzar una dimensión para lo visual que traspasa cualquier proyección del video arte como un género interesado solamente en los rejuegos formales de la imagen, ya que no se trata de lo que cada cosa realmente es, si no lo que evocan en ese recreo tentador del arte.
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