Friday, February 1, 2013

Drume Negrita, crónica de una función (por Rodolfo Martínez Sotomayor)


Las obras de arte que encierran un valor trascendente, suelen disfrutarse más de una vez. Me gusta regresar a ellas. En esa segunda mirada estamos alertas a ciertos detalles que pueden haber pasado inadvertidos en la primera. En el caso del Teatro, por ser única cada función, tiene un encanto agregado que nos incita a repetir el disfrute. La reposición de la pieza Drume Negrita, escrita y dirigida por Ernesto García y estrenada en el TEMFest 2012, fue el motivo de mi asistencia a Teatro en Miami Studio. Tres personajes: La Mama, una negra alcohólica y drogadicta, Prostituta, una joven meretriz con un poder de análisis colindante con la inquietud filosófica y Gonzalo, un personaje con todos los valores del conservadurismo norteamericano, devenido en travesti por una noche, ofrecen un soliloquio que pretende ser un diálogo imposible con una niña de tres meses. La sala estaba abarrotada, y yo otra vez frente al escenario a oscuras, disfrutando una grabación de la pieza Canción de cuna, original de Ernesto García e interpretada por él.

Cuando cesa la música y la luz cenital rompe la penumbra, se divisan tres bancos de madera que conforman una escenografía minimalista. Se escucha el llanto de un niño, que sale de una cesta colocada sobre uno de los bancos. Aparece en la escena la actriz Simone Balmaseda, que interpreta el personaje de La Mama; minutos después, un embeleso se difunde por la sala, los espectadores son expuestos al humor amargo y la reflexión más profunda, al gesto más grotesco y a la sensibilidad más perturbadora de este personaje. El dominio escénico y expresivo en Balmaseda se entrelazan como en una danza. El texto es una herramienta que estremece a la inteligencia, un soliloquio que rompe los dogmas de lo políticamente correcto. 

La Mama decide abandonar a su hija y le avizora el choque con una vida cruel; no quiere para su hija las razones que la hicieron caer tan bajo. “No paras si no hay una herencia”, le dirá. El sufrimiento la ha vuelto cínica en sus juicios. “Si una blanca dice gracias a Dios por estos ojos azules la llaman racista, y si un negro se siente orgulloso de sus tambores africanos es que ama su folklore”. Al retirarse La Mama, el público aplaudió efusivo, aun sabiendo que no había concluido la puesta. Simone Balmaseda se ganó esos aplausos.
Cuando entra Prostituta a escena (Anniamary Martinez), la pieza transita del melodrama a la comedia. Ella es una meretriz satisfecha de su oficio, al que sublimiza con sarcasmo. Ella ofrece una sucesiva colección de frases ingeniosas y análisis certeros de su realidad. Con perspicacia nos demuestra que las palabras pueden justificarlo todo. Prostituta es indolente y juiciosa a la vez, ella dirá: “¿Qué puedo hacer yo por arreglar el mundo?” “Todos piensan que la vida fuera mejor si la gente fuera como uno, y en realidad la vida es una mierda porque está llena de gente como uno”.

A pesar de su juventud, Anniamary es una actriz que no deja de asombrar en cada interpretación, por la energía que les impregna a sus personajes; por ese desplazamiento con destreza y naturalidad que entrega. Ella ha podido encarnar disímiles papeles sobre la escena y uno se pregunta al verla: ¿Es la gracia un don que la técnica complementa? Anniamary vuelve a salir victoriosa una vez más.

Gonzalo, el travesti (Lien Cenzano), aparece en escena vestido de mujer y gritando a ciertos agresores que nunca vemos. La evocación a un amigo, su vestimenta y sus gritos, pueden hacer pensar al espectador que se trata de una escena de cliché de un gay discriminado por la sociedad o algo por el estilo. A medida que el personaje Gonzalo hace su historia, vamos descubriendo que es todo lo contrario; es un hombre conservador, religioso y homofóbico que ha llegado a ejercer el travestismo por una noche, llevado por una apuesta. Lo paradójico se mezcla con lo absurdo, cuando descubre al público el motivo de su indumentaria, Gonzalo dice: “No sé por qué el reto de las apuestas siempre funciona, pero ningún macho que se llame como tal, pasa una oportunidad como esa para sentar el valor de su hombría”. Lien Cenzano hace un esfuerzo interpretativo meritorio, en el personaje de mayor complejidad de la obra.

Ernesto García ha invertido los valores, Gonzalo es victima de la heterofobia ejercida por homosexuales que dominan su entorno de trabajo, los puestos de poder. Cae además bajo el control emocional de una mujer que cumple con todos los requisitos del cliché progresista de los sesenta, especie de hippie atea que contribuye a la degradación final de Gonzalo. Él es racista a su vez y es colocado por el azar ante la niña negra abandonada. Sus parlamentos son lo opuesto de su sensibilidad “piensa lo que quieras”, dirá “pero eso de un Negro con una blanca no se ve bien, si el plan de Dios fuera que nos mezcláramos, nos hubiera hecho a todos del mismo color”. Refiriéndose a los gays irá más lejos: “¿Cómo creen que se los van a tomar en serio, si sus protestas parecen el carnaval de Río, y quieren comparar su problema con el de los negros. ¿Te imaginas a Martin Luther King desfilando desnudo, tocando tambores?”

Ya terminada la función, mientras bajaba los escalones de ese acogedor Teatro, en los altos de una gomera, pensaba en la subjetividad del análisis crítico. Si alguien viera lo mismo que yo, tendría que ver con mis ojos y eso es imposible. La empatía es para mí la base de todas las virtudes, la capacidad de sentir como propia la vida interior de los demás. Cuando el estado de ánimo ajeno se hace nuestro, podemos llegar fácilmente a la compasión. Ernesto García no sólo cambia nuestro punto de mira, sino que convierte en blanco de juicio ciertos conceptos en los que aún creemos. Drume Negrita no está exenta de esos juegos de la polisemia, pero su mayor virtud es que toda esa profundidad la asimilamos con la ligereza que puede tener una encantadora comedia urbana, que también nos hace reír.

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 Teatro en Miami Studio: DRUME NEGRITA
Escrita y dirigida por Ernesto Garcia.
Con las actuaciones de
Simone Balmaseda, Anniamary Martinez y Lian Cenzano.
FUNCIONES: Desde Enero 18 (VIERNES Y SABADOS a las 8:30 PM)
La obra será presentada en español con subtítulos en ingles.
Teatro en Miami Studio: 2500 SW 8 St. Miami – 305.551.7473
Para reservaciones llamar al 305 551 7473. 
Visita www.teatroenmiami.org para mas información

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