La decisión del Pontífice se tomó hace muchos meses, tras el viaje a México y Cuba, y con una reserva que nadie pudo romper, después de "haber examinado ante Dios reiteradamente" la propia conciencia (conscientia mea iterum atque iterum coram Deo explorata), a causa de la avanzada edad. Benedicto xvi ha explicado, con la claridad propia de él, que ya no tiene fuerzas "para ejercer adecuadamente" la enorme tarea que se pide a quien es elegido "para gobernar la barca de Pedro y anunciar el Evangelio".
Por esto, y sólo por esto, el Romano Pontífice, "muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad" (bene conscius ponderis huius actus plena libertate) renuncia al ministerio de obispo de Roma que le fue encomendado el 19 de abril de 2005. Y las palabras que Benedicto xvi ha elegido indican de modo transparente el respeto de las condiciones previstas por el derecho canónico para la dimisión de un encargo sin igual en el mundo dado su peso real y la importancia espiritual.(sigue)
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ver en el blog: Cardenal de La Habana: “La renuncia de Benedicto XVI es una gran sorpresa, y al mismo tiempo una invaluable lección de humildad"
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