Tuesday, March 12, 2013

Mariíta embalsamada (por Félix Luis Viera)


Sería mediado de la década de 1950 cuando allá, en el barrio de mi infancia, murió Mariíta; la primera puta de Izquierda de que se tenga noticia. Murió precisamente a causa del trancazo que recibió durante una manifestación para reclamar los derechos de la mujer. Ella fue quizás una de las pioneras reclamando esos derechos, y tomen en cuenta que lo hacía en aquel barrio marginal, a leña limpia, que no es lo mismo que reclamarlos desde París escribiendo proclamas. Era Mariíta la única prostituta que iba (siempre he supuesto que infiltrada) en aquella manifestación de mujeres. Será por eso que le tocó el único garrotazo letal de la Policía. 

Inmediatamente después de la muerte de Mariíta, Aguileo el Manso, un hombre también de Izquierda y que se autotitulaba como el comisario político de El Barrio, cargo que en realidad ejercía, y con pasión, convocó a una reunión —a sus convocatorias solía acudir más del 90% de los habitantes de El Barrio—para abogar por el embalsamamiento de Mariíta. Basaba su petición Aguileo en:

Mariíta había dedicado toda su corta vida, a la par de su labor como puta, a la lucha por el reconocimiento de estas y, sobre todo, lo cual era aun más encomiable, de las mujeres que no eran putas. De modo que fue por iniciativa suya que se reconoció el horario de 8 horas en los bayúes, la exigencia del condón si la oficiante lo exigía y la no obligación a ejercer la labor cuando el solicitante estaba evidentemente borracho. Esto se estableció en los ocho bayúes de El Barrio y en los cinco bares prostíbulos de este. Y, claro, uno de los argumentos más sólidos que planteara Aguileo el Manso, sería que ella fue víctima de la burguesía por medio del garrotazo que le diera aquel policía que, naturalmente, no fue identificado y menos aun localizado.

Surgió el problema de que entonces el embalsamamiento era mucho más costoso que hoy. De modo que aunque prácticamente todo El Barrio cooperara, la suma no era suficiente. Así, Aguileo, con la maña que lo caracterizaba, visitó el Alcalde y a los seis más grandes empresarios de la ciudad y les hizo saber que, si no cooperaban, se declararía en huelga de hambre hasta la muerte. 

Y tuvimos el dinero suficiente, aun para contratar al mismo equipo —allá, tan lejano—descendiente del que embalsamó a Vladimir Ilich Lenin, como era el deseo de Aguileo el Manso.

El embalsamamiento se llevó a cabo en el propio bayú de Mariíta, ante la vista de todo el que quiso asistir.

Hoy su cuerpo, protegido por una urna transparente, descansa allí, en un socavón de la loma de Pelo Malo, en el oeste de El Barrio, donde ella naciera. A la entrada del mausoleo, una iniciativa también de Aguileo el Manso, se puede leer una inscripción en letras grandes, que en las noches, se enciende de rojo, donde reza: ”Todos somos Mariíta”.

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Félix Luis Viera (Santa Clara, Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la Uneac*, 1976, Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba), Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba) y La patria es una naranja (Ediciones Iduna, Miami, EE UU, 2010, Ediciones Il Flogio, Italia, 2011); los libros de cuento: Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002, Editorial L´ Ancora del Mediterraneo, Italia, 2005), la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005) y El corazón del Rey (2010, Editorial Lagares, México). Su libro de cuentos Las llamas en el cielo es considerado un clásico de la literatura de su país. Sus creaciones han sido traducidas a diversos idiomas y forman parte de antologías publicadas en Cuba y en el extranjero. En su país natal recibió varias distinciones por su labor en favor de la cultura. Fue director de la revista Signos, de proyección internacional y dedicada a las tradiciones de la cultura. En México, donde reside desde 1995, ha colaborado en distintos periódicos con artículos de crítica literaria, de contenido cultural en general y de opinión social y política. Asimismo, ha impartido talleres literarios y conferencias, y se ha desempeñado como asesor de variadas publicaciones.

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