Nota del blog: El blog Gaspar, El Lugareño está presentando, los lunes y jueves, una selección del poemario Prefiero los que cantan (Ediciones Unión, 1988, Cuba), de Félix Luis Viera. Se incluye traducción al italiano de Gordiano Lupi.
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Descubrimiento
Y harto y extenuado y empolvado por tan extenso
recorrido
buscando la tierra indescubierta
o quién sabe si la ruta más cercana
entre las manos y la exactitud del sueño
he aquí que de pronto alguien desde mi propio
palo mayor
grita “tierra” y sucede que enquillo
—cuando ya no quedaba ni siquiera hambre en
las bodegas—
violenta, inesperada, sorprendidamente en tus
arenas
y véote y créote efectivamente como la tierra que
buscaba
y dígome es ella al fin después de tanta ruta
y te desembarco y jamás ojos humanos
tocaron tanto trino
ni jamás antes que yo, el descubridor,
mirada humana sintió tanto recorrido
de flauta en su mirada
ni vio nunca tanto pájaro suelto cantador
dulcemente enfurecidos de colores
y toqué tu tierra, tus minerales,
y las ramificaciones inalcanzables de tus árboles
y había y vi que los nidos y las colmenas
se multiplicaban a cada toque del sol en tus laderas
y fue así cuando ya cansado de la boga
más bien esperaba el arrullo mortal de la
última tormenta
alguien desde mi propio palo mayor dijo
“tierra”
y sobrevolé tus nidos y bebí de tus colmenas
y a días de andar y andar alelado
como descubridor y descubierto
comprobé que tu cielo si acaso tronaba
era con amorosos relámpagos
y fue así que decidí e hice zozobrar mi
embarcación y clavé mi tronco
eternamente en tu subsuelo
y para que no ocurriese como en otras ocasiones
no dije a Reyes ni Reinas ni cortesanos el hallazgo
no hice poner en latitudes exactas tu presencia
sino que enterré mi tronco eternamente en tu
subsuelo
y ellos que me den por náufrago totalmente
digerido,
yo mejor cierro bien los bloques del secreto
y así ningún libro te dará por existente,
ningún mapa dibujará tus formas, tus puntos
interiores y exteriores
y así ningún sediento excepto yo, el descubridor,
podrá beber en tu tierra la vida hasta la muerte.
Septiembre de 1980
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Scoperta
Stufo, estenuato e impolverato per un così esteso
tragitto
cercando la terra inesplorata
o forse la rotta più vicina
tra le mani e la puntualità del sogno
ecco che all’improvviso qualcuno dal mio stesso
albero maestro
grida “terra” e accade che m’incaglio
- quando ormai non restava neppure la fame
nelle stive -
violenta, inattesa, sorprendentemente nella tua
sabbia
ti vedo, credo che sei proprio la terra che
cercavo,
mi dico è lei al termine di tanto vagare
finisco per sbarcare e mai occhi umani
toccarono tanto splendore
mai prima di me, lo scopritore,
sguardo umano sentì una così intensa musica
di flauti nel suo sguardo
né vide mai un uccello libero così bello cantare
dolcemente pervaso di colori,
toccai la tua terra, i tuoi minerali,
le ramificazioni irraggiungibili dei tuoi alberi,
vidi che nidi e alveari,
si moltiplicavano a ogni raggio di sole sui tuoi declivi
e fu così quando ormai stanco di remare
attendevo soltanto il cullare mortale
dell’ultima tormenta
qualcuno dal mio stesso albero maestro disse
“terra”
sorvolai i tuoi nidi, bevvi dai tuoi alveari
quando venne il giorno di partire, di partire instupidito
come scopritore e scoperto
mi resi conto che il tuo cielo se per caso tuonava
era con amorosi lampi,
fu così che decisi, feci naufragare la mia
imbarcazione e inchiodai il mio tronco
eternamente nel tuo sottosuolo
e perché non capitasse come in altre occasioni
non dissi a Re, Regine e cortigiani della scoperta
non rivelai le coordinate precise della tua presenza
ma piantai il mio tronco eternamente nel tuo
sottosuolo
così loro mi credono un naufrago senza
scampo,
io chiudo meglio i blocchi del segreto
così nessun libro ti darà per esistente,
nessuna mappa disegnerà le tue forme, i tuoi punti
interiori ed esteriori,
così nessun assetato eccetto me, lo scopritore,
potrà bere nella tua terra la vita fino alla morte.
Settembre 1980
Traducción de Gordiano Lupi
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Félix Luis Viera (Santa Clara, Cuba, 1945). Poeta, cuentista y novelista. Ha publicado los poemarios: Una melodía sin ton ni son bajo la lluvia (Premio David de Poesía de la Uneac*, 1976, Ediciones Unión, Cuba), Prefiero los que cantan (1988, Ediciones Unión, Cuba), Cada día muero 24 horas (1990, Editorial Letras Cubanas), Y me han dolido los cuchillos (1991, Editorial Capiro, Cuba), Poemas de amor y de olvido (1994, Editorial Capiro, Cuba) y La patria es una naranja (Ediciones Iduna, Miami, EE UU, 2010, Ediciones Il Flogio, Italia, 2011); los libros de cuento: Las llamas en el cielo (1983, Ediciones Unión, Cuba), En el nombre del hijo (Premio de la Crítica 1983. Editorial Letras Cubanas. Reedición 1986) y Precio del amor (1990, Editorial Letras Cubanas); las novelas Con tu vestido blanco (Premio Nacional de Novela de la UNEAC 1987 y Premio de la Crítica 1988. Ediciones Unión, Cuba), Serás comunista, pero te quiero (1995, Ediciones Unión, Cuba), Un ciervo herido (Editorial Plaza Mayor, Puerto Rico, 2002, Editorial L´ Ancora del Mediterraneo, Italia, 2005), la noveleta Inglaterra Hernández (Ediciones Universidad Veracruzana, 1997. Reediciones 2003 y 2005) y El corazón del Rey (2010, Editorial Lagares, México). Su libro de cuentos Las llamas en el cielo
es considerado un clásico de la literatura de su país. Sus
creaciones han sido traducidas a diversos idiomas y forman parte de
antologías publicadas en Cuba y en el extranjero. En su país natal
recibió varias distinciones por su labor en favor de la cultura. Fue
director de la revista Signos, de proyección internacional y
dedicada a las tradiciones de la cultura. En México, donde reside
desde 1995, ha colaborado en distintos periódicos con artículos de
crítica literaria, de contenido cultural en general y de opinión
social y política. Asimismo, ha impartido talleres literarios y
conferencias, y se ha desempeñado como asesor de variadas
publicaciones.
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