Si acaso la tradición libresca en la ciudad del Príncipe, puede encontrar sus más tempranos referentes en la fundación de su primera Biblioteca Pública allá por el año de 1831, auspiciada por iniciativa del Sr. Manuel Monteverde y Bello, y que encontró primer acomodo en la otrora ciudad principeña, en un espacio del antiguo Convento de La Merced, ya por entonces bajo la nefasta ley de la exclaustración; se pecaría por defecto, si se limitase a tal fecha del siglo XIX, el minuto iniciático de un incesante apego a las buenas lecturas, y a la precoz importación de buena literatura desde la Madre Patria, por los tempranos y avisados lectores de la villa de entre ríos que ya desde un siglo antes, recibían ingentes cantidades de aquellos para dotar sus bibliotecas particulares.
El dato histórico que corrobora nuestros acertos, lo encontramos en una obra de capital importancia para la historiografía cubana: Cuba: economía y sociedad de Leví Marrero, que a pesar de su monumental sapiencia, es todavía una asignatura pendiente en este hic et nunc.
En uno de sus valiosos apartes, en específico al referir a los Libros para la Bibliotecas Habaneras en el año de 1737, salta la liebre, al descubrir entre la lista de los consignatarios a una dama puertoprincipeña: Doña María Varona de la Torre y a Don Santiago de Agüero. A ambos correspondían un cajón de libros de los cuarenta y siete que habían desembarcado del navío San José o El Jerusalem, surto en le puerto habanero.
La anécdota más singular refiere a que tal envío les era remitido nada más y nada menos que por el “vecino principal de Puerto Príncipe don Santiago Agüero y Castañeda, desterrado como uno de los dirigentes de la sublevación contra el Gobernador Hoyos en 1729”(1), esposo de Doña María y padre de Santiago.
La lista de los títulos consignados en aquel envío la tomamos como dato interesante para el cierre, tal cual la recoge el ya citado aparte:
De materia de religión, 118 títulos, y entre ellos la Biblia Vulgata y la Sacra; Las Confesiones de San Agustín, Imitación de Cristo de Kempis, Ejercicio cristiano de Granada; la Vida de Santa Genoveva; las obras de la Madre Agreda, con estampas(…) Entre los clásicos figuraban Horacio: Obras; Cicerón: Epístolas familiares; Virgilio: Obras y las obras de Quinto Curcio. Bajo el rubro de libros españoles se incluyeron Cervantes: Don Quijote/Quevedo: Obras/Bobadilla: Política de España/Solís: Historia de México/Dávila: Guerras de España/(…)Esquilace: Obras en verso(…)(2)
------------------------
Citas
- Testimonios. "Libros para las Bibliotecas habaneras". Cuba: economía y sociedad. Tomo VIII. Leví Marrero. Playor. Madrid, 1980. P.217
- Ibíd.
No comments:
Post a Comment