Sucesos en la memoria del Camagüey. Una postal (por Carlos A Peón Casas)

El hecho que esta foto recuerda es uno de los tantos en que la ciudad camagueyanensis era el perfecto escenario, que para nada parece diluirse en los avatares del tiempo que media entre ese instante que la foto recuerda y el presente, sin dudas un lapso ya sexagenario.

Este cronista no tiene el dato exacto del motivo convocante para la foto. La instantánea le ha llegado junto a algunas otras igualmente inidentificables; todas agrupadas bajo el muy general acápite de “Costumbres de Camagüey”, que el anónimo compilador agrupó a su mejor ver junto a otras de las más clásicas de “Bodas, bautizos y cumpleaños”; igualmente un título que invita a los “memoriosos” a poner a punto sus más caros y añosos recuerdos.

Pudiera barruntar que posiblemente aquella “parada”, acaecida probablemente los mediados de los años cincuenta, del ya también superado siglo veinte, tuviera alguna conexión con una institución de grandes arraigos y desempeños en la otrora ciudad: el Rotary Club. 

Se inclina a pensarlo al descubrir entre los presentes, a la altura de la primera fila de izquierda a derecha, en la cuarta posición, a una figura destacadísima de aquella organización, el profesor Louis Aguirre Orio, rector del Conservatorio musical a su cargo, ubicado en la calle Avellaneda, y a quien la ciudad tanto tiene que agradecer por tan excelsa labor pedagógica musical.

Contrastando esta foto con otras propiamente alusivas ya a sucesos específicos de la organización benéfica citada, pudiera sustentar allí su nada definitiva suposición. Otras miradas a esta ya añeja postal de nuestra memoria citadina pudiera revelar otros nombres, y hasta el detalle del acontecimiento, que ahora sólo podemos dar por supuesto.

Por ahora, allí siguen los retratados en la histórica Plaza de la Soledad, o del Gallo, con la fastuosa iglesia homónima de fondo, tal y como la conocimos, con su fachada monumental, hoy celosamente restaurada, mostrando entonces ese “look” sempiterno del paso inexorable del tiempo sobre sus imperecederos y sólidos muros. Una vista que ya sólo es dada a los pocos iniciados que supimos admirarla así, y que hoy es esta foto, la que devela y resguarda su memoria.