Desde el jueves 28 de agosto de 2014, un trozo de la historia religiosa de Cuba tiene un sitio especial en los jardines vaticanos. Una estatua de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona de la isla caribeña, ha sido colocada en la vía Pío XI, cerca de la torre de San Juan.
La ceremonia de bendición fue presidida por el cardenal Tarcisio Bertone, camarlengo de la Santa Iglesia Romana, quien destacó cómo María, «en la historia latinoamericana, se hizo portavoz de la necesidad de los pueblos de conocer la buena noticia y adherirse a la fe en Jesucristo.
En ella se encontraron en misteriosa fecundidad el deseo de la humanidad y la promesa de Dios». En especial el purpurado evidenció que en los santuarios «surgidos en todos los países de América Latina el pueblo responde a la fe y lo hace con las expresiones de la propia cultura y de las propias costumbres». De hecho, en cada santuario mariano «se vuelven a proponer las palabras evangélicas fundamentales: la elección de los humildes como predilectos de Dios, el anuncio de salvación que María nos da junto a la vida del Hijo, la purificación que dirige el camino del hombre, la búsqueda de la luz que ilumina el día terreno, la valentía del sufrimiento que abre de par en par los corazones a la esperanza, el encuentro con lo sagrado, tan presente en el mundo y tan disponible para todos».
En este contexto el pueblo cubano venera a María como la «Virgen Nuestra Señora de la Caridad del Cobre»: la considera su patrona y «la llama sencillamente con afectuosa delicadeza Cachita, experimentando siempre los beneficios de su maternal protección». Con la bendición de la imagen colocada en los jardines vaticanos, añadió el purpurado, «se establece un profundo vínculo espiritual entre el santuario del Cobre y el Vaticano». El cardenal aseguró también la «complacencia del Papa Francisco, que está enterado del homenaje que hoy dirigimos a María en estos jardines vaticanos», y el saludo y bendición de Benedicto XVI, «quien visitó el santuario de la Caridad del Cobre en su inolvidable viaje a Cuba» y que «nos sigue con amor especial».
Por su parte, el presidente de la Conferencia episcopal cubana, monseñor Dionisio Guillermo García Ibáñez, arzobispo de Santiago de Cuba, recordó la historia del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad a inicios del siglo XVII, en las aguas del mar de la Bahía de Nipe, por parte de tres esclavos que trabajaban en las minas de cobre de Barajagua. El prelado destacó también las grandes dificultades que la población de Cuba tuvo que superar a lo largo de los siglos y afirmó que la Virgen ha sido siempre un punto de referencia para la gente. El arzobispo también agradeció a los misioneros y misioneras que con su trabajo llevaron y llevan a cabo actividades apostólicas y caritativas en la isla.
Poco antes, el cardenal Giuseppe Bertello, presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, saludó a los presentes y destacó la devoción a la Virgen como ayuda en el camino de la vida cristiana. Así mismo, dijo que la estatua de la Virgen del Cobre la podrán ver los peregrinos y turistas que visitarán los jardines vaticanos, junto con las otras imágenes marianas ya presentes.
Participaron en la ceremonia, entre otros, el cardenal Cañizares Llovera, el arzobispo Celli y el obispo Vérgez Alzaga. De Cuba, además del arzobispo García Ibáñez, llegaron los prelados González Amador, obispo de Santa Clara y vicepresidente de la Conferencia episcopal; Hernández Ruiz, auxiliar de San Cristóbal de La Habana; Aranguren Echeverría, obispo de Holguín, con el obispo emérito Peña Gómez; y Pino Estévez, obispo de Guantánamo-Baracoa. Estuvieron presentes también monseñor Karcher y el embajador de Cuba ante la Santa Sede, López Clemente, y numerosos religiosos y religiosas de congregaciones presentes en la isla. (Texto y foto de L Osservatore Romano)
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Bendición de la imagen de la Virgen “Nuestra Señora de la Caridad del Cobre” en los Jardines Vaticanos 28 agosto 2014. Discurso del Cardenal Tarcisio Bertone, Secretario de Estado Emérito
Como conclusión de esta devota y conmovedora ceremonia, deseo subrayar un aspecto que sobresale cuando se dirige la mirada a los pueblos latinoamericanos, cuya experiencia está marcada por una profunda, constante y afectuosa devoción a la Virgen.
Realmente María, en la historia latinoamericana, ha sido portavoz del deseo de los pueblos de conocer la buena noticia y de adherirse a la fe en Jesucristo. En ella se ha realizado, con una fecundidad misteriosa, el encuentro entre el deseo de la humanidad y la promesa de Dios.
El documento de Puebla, del episcopado latinoamericano, de 1979, afirmó con claridad que “María no sólo protege a la Iglesia. Ella tiene un corazón tan grande como el mundo y ruega ante el Señor de la historia por todos los pueblos: Esto lo siente la fe popular que confía a María, como Reina maternal, el destino de sus naciones” (n. 289).
En los santuarios que han surgido en todos los países de América Latina, el pueblo responde a la fe y lo hace con las manifestaciones de su propia cultura y costumbres. En cada santuario mariano se anuncian de nuevo las palabras evangélicas fundamentales: la elección de los humildes como predilectos de Dios, el anuncio de la salvación que María nos da junto a la vida del Hijo, la purificación que guía el camino del hombre, la búsqueda de la luz que ilumina el caminar terreno, el valor en el sufrimiento que abre los corazones a la esperanza, el encuentro con lo sagrado tan presente en el mundo y tan disponible para todos.
En este contexto, el pueblo cubano venera a María como la “Virgen Nuestra Señora de la Caridad del Cobre”, la considera como su Patrona, y la llama sencillamente, con afecto y delicadeza, “Cachita”, experimentando siempre los beneficios de su materna protección. Así lo afirmaba Juan Pablo II, cuando decía que la historia cubana está jalonada de maravillosas muestras de amor a su Patrona.
Ahora, con este solemne rito de bendición de la imagen, colocada en los Jardines Vaticanos, se establece un profundo lazo espiritual entre el Santuario del Cobre y el Vaticano. La novena de oración a la “Virgen Nuestra Señora de la Caridad”, que comienza cerca de la tumba del Apóstol Pedro y que, como un gesto singular de unidad, abrazará a toda la comunidad de fieles de la noble nación cubana, es una ocasión propicia para reforzar los propósitos de caridad, de compromiso solidario, de fe, de renovación. LA CARIDAD NOS UNE.
La benevolencia del Papa Francisco, que conoce este homenaje que hoy estamos dirigiendo a María, en estos Jardines Vaticanos, nos ayude a todos los presentes, y a los que participan a través de los medios de comunicación, a ampliar el horizonte de nuestra esperanza, a hacer más ágil nuestro camino de diálogo fraterno, mediante la reconciliación de toda discordia, el perdón sincero de toda debilidad humana, estando bien fundados sobre la fe en Cristo, que es la roca firme que nos sostiene en medio de las pruebas de la vida.
También el Papa Benedicto XVI, que visitó el Santuario de la Caridad del Cobre, en su inolvidable viaje a Cuba, nos sigue con particular amor y nos envía su afectuoso saludo.
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