La enfermedad de los chismes, de las murmuraciones y de las habladurías. De esta enfermedad ya he hablado en muchas ocasiones, pero nunca lo suficiente. Es una enfermedad grave, que inicia simplemente, quizá solo por hacer dos chismes y se adueña de la persona haciendo que se vuelva ‘sembradora de cizaña’ (como Satanás), y, en muchos casos casi ‘homicida a sangre fría’ de la fama de los propios colegas y hermanos. Es la enfermedad de las personas cobardes que, al no tener la valentía de hablar directamente, hablan a las espaldas de la gente. San Pablo nos advierte: hacer todo sin murmurar y sin vacilar, para ser irreprensibles y puros (Fil 2,14.18). Hermanos, ¡cuidémonos del terrorismo de los chismes! (Leer discurso completo en Radio Vaticana)
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