Tuesday, February 3, 2015

Crónica: La historia de las "Historias del país lápiz" (por Waldo González López)


Siguiendo el tema de la semana anterior, cuando les prometí, amables ciberlectores, comentar algunos de los volúmenes adquiridos por mí en la más reciente edición de la miamense Feria Internacional del Libro, hoy quiero recomendarles un libro de interés, publicado en 2013 por Ediciones Baquiana en su Colección Senderos de la Narrativa y primer volumen de microrrelatos del también periodista y editor chileno Patricio Palacios, título que resulta, ante todo, un ameno libro, como veremos enseguida.

Ante todo, confieso que me interesó por dos motivos en particular: la capacidad de sugerencia expresada en el título como la nacionalidad de su autor, pues Chile es patria de varios autores preferidos por este cronista-crítico, quienes cantaran a su querida patria, en primer lugar: Gabriela Mistral y su hermoso poema “Luz de Chile” y Pablo Neruda y su “Himno y Regreso”. (Ambos, por cierto, le otorgarían al “país lápiz” sendos Premios Nobel de Literatura, en 1945 y 1971, respectivamente). 

Pero otros poetas, también leídos por el redactor asoman en este atractivo volumen, como dos no menos grandes: el Vicente Huidobro de “Monumento al Mar” y el Gonzalo Rojas de “Materia de Testamento”. 

Asimismo, otro de notable valía, el neobarroco Pablo de Rocha, también regalaría un extraordinario homenaje a su patria en “Epopeya de las Comidas y las Bebidas de Chile”. 

Pero tampoco olvido al célebre novelista chileno Francisco Coloane (Quemchi, 1910-Santiago, 2002), quien entregara singulares títulos a los lectores adolescentes y adultos, atractivos libros en los que siempre hallamos la pujanza y el fervor de los hombres en su lucha por la vida. Por tal virtud, se le denominaría el Jack London chileno. 

Una pregunta surgida al adquirir este volumen: ¿Qué será el país lápiz?, me la respondería el propio autor en sus “Palabras iniciales”, al explicar que en la Miami de 2004, el título se lo sugirió el entonces Cónsul hispano Francisco Javier Vallaure, durante un encuentro en el Centro Cultural Español, donde estaba también Director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, el ya fallecido poeta Odón Betanzos Palacios. 

Esa ocasión, Vallaure le dijo: “tu país es muy antiguo y alargado como un lápiz”. En consecuencia, afirma Patricio: “Y, es por eso que, cuando comencé a escribir estos relatos breves, decidí abrir esta seguidilla de historias con la definición del funcionario hispano y la tomo prestada para dar nombre a este libro”. Asimismo, confiesa el autor al concluir sus “Palabras finales”: “[…] quiero dejarles saber que estos relatos están basados en el acontecer personal que me atañe y une al país donde nací”. 

En consonancia con ello, destacan en el volumen varios aspectos, como prima facie la atrayente narración de anécdotas todas experimentadas por el autor, quien —en su amplio haz— entrega un significativo muestreo, mediante el que atraviesa regiones y ciudades, como también ofrece instantáneas con figuras de la cultura de su amado país. Con ello logra una suerte de bojeo histórico/geográfico, al tiempo que nos revela rasgos de la tierra de la etnia araucana (picunches, mapuches, huilliches y cuncos). 

Mas, para decirlo con las palabras de presentación (del 8 de mayo de 2013 en la Feria Internacional del Libro de Miami), de la Dra. Myra Medina, profesora del Miami Dade College,
En Historias del país lápiz, los relatos incluyen las experiencias del autor en diferentes etapas a través de su vida, entretejidas con detalles y descripciones pintorescas de la topografía chilena, sus viñedos y lugares de interés. En este trayecto, se encuentra no sólo la nostalgia de la niñez y la adolescencia, sino también los recuerdos de aquél que regresa a su tierra natal después de una larga ausencia. Patricio E. Palacios trasciende las líneas divisorias generacionales al relatar vivencias en un estilo transparente y fascinante que estimula el interés ya de un adolescente como el de una persona adulta. El libro es una valiosa contribución a la literatura chilena por sus impresionantes descripciones del medio ambiente, la gente y las tradiciones de Chile.
En consonancia con lo apuntado atrás, en “El viaje en tren”, topamos con Pablo Neruda y sus casas: La Chascona y la otra en: “Isla Negra.” Mas, asimismo, leemos sobre Violeta Parra y su emblemática canción “Gracias a la vida”, por cuanto nos ha dado a tantos en lo espiritual y lírico. 

Igualmente aparecen en el volumen otros aspectos para algunos no tan conocidos que, sin embargo le resultan familiares a este lector, gracias a las asiduas lecturas, durante décadas, de poetas y narradores del país austral. 

Tal me sucede con “La Esmeralda Chilena”, donde aborda el conocido buque escuela homónimo, por su constante visita a diversos países, como Cuba, donde estuvo años atrás, cuando pude conocerlo in situ

Con acierto, al concluir este microrrelato, Patricio define la embarcación de esta suerte: “La Esmeralda, una verdadera joya naval chilena, lleva unido su nombre al de la historia chilena, y será recordado siempre, no importa dónde estemos.” 

Otros tópicos del volumen sobre “el país lápiz” nos obsequia el narrador. Buen ejemplo es “El funicular”, radicado “en pleno centro de Santiago”: el Cerro San Cristóbal, donde se yergue este peculiar ascensor, “tirado por cuerdas de acero que se bobinan en unas gigantes poleas o ruedas que van tirando de los extremos para subir y bajar”.

Otra agradable anécdota-narración nos obsequia en “Las castañas del Vergara”, donde nos habla de “La Ciudad Jardín”: Viña del Mar que, en el siglo XX, fue convirtiendo sus playas en balnearios de alto nivel socio-económico nacional y, desde entonces, su borde costero es una poderosa atracción turística. En el célebre ámbito playero, como sabemos, se realiza el célebre Festival de la Canción homónimo al final del verano. Aquí también refiere aspectos sobre la Quinta Vergara y el Palacio Francisco Vergara.

El balneario lo abordará el autor en la narración final: “Añoranzas de Viña del Mar”, donde confiesa que
me enamoré desde muy joven de aquella ciudad. Era mi primer viaje a la Ciudad Jardín, que es como se le conoce también. Tenía once años y mi tía abuela Marta me había invitado a ir con ella. […] Me pareció tan bello el paisaje que nunca lo he podido olvidar.
Y pasa a describirnos zonas de ese ámbito de belleza, como el “conocido muelle de la playa Caleta Abarca, el Castillo Wolf, antigua sede del Museo Naval, y junto a este, el restaurante Cap-Ducal, con su arquitectura en forma de barco.”

Otras aristas regionales de su patria, las aborda en “El copihue”, “La era del kiwi”, el puerto de Valparaíso (en “El argonauta”), el río Mapocho y el Arrayán (en el homónimo “El Arrayán”, donde describe “esta zona agradable de Santiago oriente […] localizada entre las comunas de Las Condes y Lo Barnechea”), “El Paseo Ahumada” (en la homónima narración) nos relata su transformación de calle en paseo-boulevard y, asimismo nos refiere otros aspectos de La Plaza de Armas; este microrrelato, además, ya al final lo cierra con un hálito lírico de esta suerte: “un músico ciego […] solía tocar todas las tardes sus solos de clarinete, dándole un aire nostálgico a este gran Paseo Ahumada”).

Pero hay más: “Encuentro en San Felipe” narra una visita con su esposa (la poeta, narradora y ensayista cubana, Maricel Mayor Marsán) a esta hermosa ciudad “fundada en el siglo XVIII por Manso de Velasco”, cuyo nombre completo es San Felipe de Aconcagua.

Sin apartarse del tema, lo amplía en “La desembocadura del Río Aconcagua”, vía fluvial que —subraya—, si bien pequeña “el caudal de aguas, después de haber pasado por el valle del mismo nombre […] nos demostraba que siempre es atractivo verlo llegar a su derrotero que es el mar, donde entrega su preciada carga”. El narrador finaliza su breve pieza con tono conceptual: “dejando atrás la desembocadura […] nos recordaba lo pequeños que somos ante la inmensidad de la naturaleza”. 

“La portada de Antofagasta” es otra atractiva pieza en el volumen, cuya lectura, ya comenzada, no podemos abandonar. Cuenta Patricio: “la costa de Antofagasta […] tiene unos acantilados y farallones que son el trabajo constante de la naturaleza por cientos de años”. 

El autor, con razón enamorado de su hermoso país y su peculiar geografía, nos revela la magia de esta zona chilena, donde,
en particular, hay una formación rocosa que ha llamado la atención a turistas nacionales y extranjeros, por su similitud a un gran murallón con forma de ventana o puerta que sobresale del mar […] con varios metros de altura y es como el símbolo de la provincia de nombre homónimo. Esta roca esculpida por la erosión que provoca la combinación del viento y las olas del Océano Pacifico sobre ella se le conoce como el monumento nacional popular.
Y añade una anécdota de orden familiar que enriquece su minirrelato por revelarnos de dónde le viene al narrador su ‘violín de Ingress’ o segunda vocación artística: la pasión por el dibujo que le permite ilustrar este y otros volúmenes: “mi padre viajó en una ocasión a esa ciudad y, al ver la Portada de Antofagasta, se sintió tan atraído por la vista, que pintó varios óleos de la famosa Portada”.

En “La F.I.S.A”, refiere al lector datos dcl famoso recinto de Los Cerrillos-Maipú, ámbito donde, desde décadas atrás, se celebra la Feria Internacional de Santiago, por cuyos atractivos invita a ser visitada anualmente por miles de turistas nacionales y extranjeros. Tal virtud y su irrevocable amor por la patria, motivarían al narrador a incluir esta breve, pero atractiva viñeta en su volumen. 

“La Viña de Chillán” es otra atinada narración del narrador chileno. En ella, nos habla de dos célebres bebidas de su país: la chicha y el famoso vino Cabernet Sauvignon, preferido por muchos, entre ellos, personas muy cercanas, como mi cuñado, el ingeniero Osvaldo Hernández Menéndez y por este redactor, quienes disfrutamos del mundialmente famoso vino chileno.

Sí, desde los ‘70s, cuando llegara tan exquisita bebida a la Isla, por el íntimo acercamiento del gobierno cubano al de Salvador Allende, lo adquiríamos a bajo precio quienes entonces “éramos tan jóvenes”, para decirlo con el recordado título de un estupendo serial homónimo, con guion de la prestigiosa escritora y periodista argentina Aída Bortnik (fallecida el 28 de abril de 2013). Asimismo, escribiría el guion para el filme La historia oficial (1985), galardonado con sendos Premios: el del Festival de Cannes y el Oscar de la Academia de Hollywood (1986) a la Mejor Película Extranjera, como también un Globo de Oro, por este excelente filme de Luis Puenzo. Gracias a que yo había publicado un artículo sobre Éramos tan jóvenes, pude conocerla en La Habana, durante su visita al Festival Internacional del Cine Latinoamericano, donde había sido invitada como jurado de ese evento.

Mas, el primero en llamarme la atención sobre esta incambiable bebida fue Pablo Neruda —“El Poeta del Vino y las Uvas”, tal prefiero denominarlo—. Fue él, ciertamente, quien me interesó en el delicioso licor que identifica su tierra. Él y sus poemas dedicados a este “néctar de los dioses” (como le llama un colegamigo) fueron los causantes de mi preferencia por el vino (y el Whisky, por supuesto). 

Es ejemplar, en tal sentido, su “Oda al vino”, donde escribe: “El vino mueve la primavera, / crece como una planta la alegría, / caen muros, peñascos, / se cierran los abismos, / nace el canto. // Oh tú, jarra de vino, en el desierto / con la sabrosa que amo, / dijo el viejo poeta. / Que el cántaro de vino / al beso del amor sume su beso”. Mas —también añado— que ya yo traía esta deliciosa bebida en las venas, a través de mi ascendencia andaluza, por mis abuelos maternos. 

Pero regreso al tema de mi crónica. Atrás decía que, en “La viña de Chillán”, nos refiere Patricio su descubrimiento de “la famosa chicha chilena”, que tuvo la oportunidad de probar y degustar. Pero, acota rápidamente en torno a la bebida nacional: el “preciado líquido:
Dejamos la viña al día siguiente, convencidos de que volveríamos en un futuro cercano por más del preciado líquido, que, desde la uva, nos ofrecía la naturaleza y la sabiduría vitivinícola, de los que saben cómo lograr la celebración.

En “Los temblores”, el narrador nos cuenta sobre sus experiencias con dichas fallas terrestres, tan continuas en este largo país que
mantiene a este largo país a sus habitantes siempre en vilo. No importa la estación del año ni la hora ni el día. Cuando uno menos se lo piensa, tiembla la tierra, moviendo los cimientos de las ciudades y pueblos, rompiendo estructuras y agrietando carreteras. ¡Es un caos totalmente impredecible!
Un tópico conocido, pero siempre atractivo por su misterio y belleza es “Rapa-Nui, el tesoro chileno”, donde cuenta sobre las enigmáticas figuras monolíticas de la Isla de Pascua de la que refiere varias tesis de interés:
La historia nos relata diferentes hechos, como el de navegantes polinesios que se habrían asentado en aquel confín del Pacifico Sur. Otras historias nos dejan entrever alguna avanzada civilización de navegantes, pero del espacio. Yo creo que hay de todo un poco. Si estos gigantes de piedra fueron hechos a piedra descubierta, sin instrumental ni herramientas de vanguardia, que no existían en esa época, es muy difícil haber conseguido esos resultados. Pero si a esos mismos habitantes se les hubiera ayudado con alguna tecnología de otros mundos, tal vez los resultados se justifican. Quizás esos seres venidos del espacio, nos quisieron dejar pruebas de su presencia en la tierra, evidenciando la capacidad de mover tan pesadas piedras a su antojo.
Mas, continúa desarrollando su interesante relato con puntos de vista que lo enriquecen, tal como deja sentado:
[…] el valor de estas esculturas de piedra volcánica de un peso que va desde una tonelada y media hasta tres y media y con una altura de hasta doce metros, no radica ni en el material de origen volcánico o la de su peso físico con que fueron hechas, sino en su valor histórico que, sumado al enigma de su fabricación, es un atractivo muy poderoso que atrae a miles de personas año a año al austral país y, por consiguiente, a la curiosa isla.
Pero aun dice confirmando el interés de su relato:
No hay tesoro de piratas ni monedas de oro que hayan sido dejados por algún naufragio en playas chilenas que puedan llamar tanto la atención como los ‘colosos de piedra, también llamados ‘Moais’, que se pueden observar por diferentes lugares de la isla Rapa-Nui, como le llaman sus habitantes a la Isla de Pascua, en sí misma el gran tesoro que debemos cuidar y mantener para beneplácito de futuras generaciones.
Como habrá advertido el ciberlector, en sus Historias del país lápiz, Patricio E. Palacios nos entrega su hermosa ofrenda a la angosta, extensa e intensa faja de tierra, bañada por el mar y adornada por la cordillera que, cantada por los poetas y cantores, la han convertido en su distante, mas no distinta, sino siempre cercana y querida patria, a la que (himno y la bandera, poemas y cantores, mediante) dedica este sencillo pero autentico homenaje en una genuina muestra de amor filial, desde “ la nostalgia de la niñez y la adolescencia”, parafraseando las cálidas palabras de la Dra. Myra Medina en su presentación de 2013.




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WALDO GONZÁLEZ LÓPEZ (Puerto Padre, Las Tunas, Cuba. 1946) Poeta cubano, ensayista, crítico literario y teatral, antólogo y periodista cultural. Graduado de Teatro en la Escuela Nacional de Arte (1971) y Licenciado en Literatura Hispanoamericana, Universidad de La Habana (1979).
Hasta el 2011, cuando abandonó la Isla para venir a residir a Miami, integró la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), en sus Asociaciones de Poesía, Literatura para Niños y Teatro.
Laboró en la Escuela Nacional de Arte (donde impartió clases de Historia de la Literatura para Niños y Jóvenes, en la Cátedra de Teatro para niños fundada por él y la actriz y directora escénica María Elena Espinosa, y de Historia del Teatro Universal y del Teatro Cubano, también creó el Archivo de Dramaturgia).
Recibió importantes distinciones por su quehacer como escritor y periodista. Colaboró con publicaciones cubanas y extranjeras con ensayos, artículos, crónicas y poemas. Sus versos han sido traducidos al inglés y francés y publicados en revistas de EUA y Francia, así como ha publicado poemarios en México y Colombia, y un volumen de ensayos sobre lectura y literatura en Ecuador.
SÍNTESIS BIOGRÁFICA:
Estudia el preuniversitario en la ciudad de Holguín y lo abandona para trasladarse a la capital, donde primero cursa el idioma francés, luego estudia Teatro en la Escuela Nacional de Arte (ENA) y, más tarde, la carrera de Literatura Hispanoamericana, en la Universidad de La Habana, de las que se graduó, respectivamente, en 1969 y 1979.
Integró el Centro Cubano de la Asociación Internacional de Teatristas para la Infancia (ASSITEJ, auspiciada por la UNESCO); las Asociaciones de Artistas Escénicos y de Escritores de la UNEAC (Secciones de Poesía, Traducción Literaria y Literatura para Niños y Jóvenes). Fue Asesor del Teatro Nacional de Cuba.
En la Isla, publicó una quincena de poemarios, un volumen de ensayo, dos de crítica literaria y otro de crónicas, así como diversas antologías de poesía y poesía para niños, décima y décima para niños, cuento y teatro.
Ha traducido del francés, entre otros, a los importantes poetas Jacques Prévert, Marie de France, Molière y Joachim du Bellay. En 1994 apareció su antología París at night, del poeta francés Jacques Prévert (con selección y traducción suyos) Asimismo, en 1994 le solicitaron versiones de textos de importantes poetas de Polonia, luego incluidas en la antología Poesía polaca (Editorial Arte y Literatura, 1994).
Tradujo y dio a conocer en Cuba a la importante poeta contemporánea canadiense Denise Boucher, ex Presidenta de los Escritores de Québec, de quien vertió al español varios textos, publicados en un número especial de la revista Casa de las Américas.
Ensayos suyos fueron incluidos en varias antologías como: Nuevos críticos cubanos, Acerca de Manuel Cofiño y Valoración múltiple: Onelio Jorge Cardoso.
Su labor como poeta, ensayista, crítico y antólogo ha sido reconocida entre otros, por las pedagogas y antólogas puertorriqueñas Flor Piñeiro e Isabel Freire de Matos en su Literatura Infantil Caribeña; el profesor y ensayista jamaicano Keith Ellis, residente en Canadá, en su estudio Cuba’s Nicolás Guillén: Poetry and Ideology, y el antólogo y ensayista español Antonio Merino en su Nueva poesía cubana.
En el ámbito nacional, diversos ensayistas y críticos de prestigio se han ocupado de sus múltiples libros. Así, el ensayista, poeta y narrador Antonio Gutiérrez Rodríguez, quien en su volumen Estudios sobre la décima, incluye un estudio sobre sus espinelas.
En Cuba, fue jurado consuetudinario en eventos literarios, teatrales y de periodismo cultural, y participó en Congresos de la UNEAC, foros y otros encuentros con especialistas nacionales y de otros países.
Desde 1990 hasta 2001, fue periodista cultural de la revista Bohemia. Antes laboró en otras como Mujeres y Muchacha, de la que fue uno de sus fundadores en 1980.
INTERÉS POR LA POESÍA:
Un buen día de su adolescencia y, sin las muchas lecturas que vinieron después, tras leer El reino de este mundo, de Alejo Carpentier, su novela que más le sigue gustando, escribió su primer poemario (inédito) “A ras del tiempo”, a partir de hechos de realismo mágico y de lo real maravilloso, acontecidos en nuestra América fabulosa. Tal fue su iniciación seria con la poesía.
RECONOCIMIENTOS:
Diploma al Resultado Científico por su Colaboración a la nueva Historia de la Literatura Cubana, en tres volúmenes, otorgado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.
El Laúd y la Medalla del Cucalambé, impuestas por el Poder Popular provincial de Las Tunas.
El Diploma por la Labor Realizada en Apoyo a la Décima, concedida por la Universidad “Camilo Cienfuegos”, de Matanzas.
Reconocimiento por su labor Escritor y Crítico Literario otorgado por la Presidencia del Instituto Cubano del Libro.
Medalla “Raúl Gómez García”.
Primera Mención, Concurso “Plural” (México, 1990) a su poemario Salvaje nostalgia.
Premio "13 de Marzo" 1976, Universidad de La Habana, a su poemario para niños “Poemas y canciones”, publicado en 1977.
Premio “La Edad de Oro” de Canción para Niños.
Primera Mención Concurso “La Edad de Oro” a su poemario Poemas y canciones.
BIBLIOGRAFIA ACTIVA
SELECCIÓN DE SUS POEMARIOS:
Salvaje nostalgia (Mención Concurso “Plural”, México, 1991; publicado en Cuba ese año).Casablanca (Colombia, 1995). Las palabras prohibidas (antología de su poesía, entre 1983 y 1995; Cuba, 1997). Ferocidad del destino (2010). Espinelas con espinas (décimas, 1981).Que arde al centro de la vida (décimas, 1983), Estos malditos versos (décimas, México, 1999; Cuba, 2001.
CRITICA LITERARIA:
Escribir para niños y jóvenes (1983). La décima dice más (2004). La décima, ¿sí o no? (2006).
CRONICAS:
Niebla en la memoria (1990).
POEMARIOS PARA NIŇOS:
Poemas y canciones (1977). Donde cantan los niños (1983). Jinetes del viento (1989). Libro de Darío Damián (décimas, 1995).Voces de la querencia (2004).
ANTOLOGIAS DE TEATRO:
La soledad del actor de fondo (primera antología del monólogo teatral cubano), 1999. Teatro cubano de fin de siglo (cinco piezas en un acto, 2001).
OTROS LIBROS.
Entre el 2001 y el 2011 publicó, además:
Viajera intacta del sueño. Antología de la décima cubana (2001). Añorado encuentro. Poemas cubanos sobre boleros y canciones (2001). Este amor en que me abraso. Décimas de José Martí (2003). De tu reino la ventura. Décimas a las madres (2003). Que caí bajo la noche. Panorama de la décima erótica cubana (2004). La lectura, ese resplandor (antología de textos sobre literatura y lectura, (Ecuador, 2009). Esta cárcel de aire puro. Panorama de la décima cubana en el siglo XX (en coautoría con Mayra Hernández Menéndez; Editora Abril, en 2 volúmenes: 2009 y 2010).
LIBROS ÍNÉDITOS:
Libro de Rodrigo Damián (poesía para niños).
EN MIAMI:
Desde su arribo a Miami en julio de 2011, ha tenido una amplia participación en la vida cultural y en numerosos eventos, como los siguientes:
2011
-El teatrista y creador de la web teatroenmiami.com Ernesto García lo invita a colaborar con esta página (premiada por Google) y le ofrece una columna.
-Integra el jurado de la primera edición del Festival de Teatro de Pequeño Formato, de la Compañía ArtSpoken, dirigida por Yoshvani Medina.
-Conforma el equipo de colaboradores del anual Festival del Monólogo Latinoamericano, de la Compañía Havanafama, dirigida por Juan Roca.
-Es invitado a colaborar con la revista digital Palabra Abierta, por su fundador: el narrador, poeta y ensayista cubano Manuel Gayol Mecías.
2012
-Merece el Tercer Premio de Poesía del X Concurso Internacional “Lincoln-Martí”.
-Invitado por el destacado teatrista Matías Montes Huidobro, lee su ponencia «Nostalgia y crítica en la dramaturgia de Cristina Rebull», en el Congreso Internacional «Celebrando a Virgilio Piñera», celebrado del 12 al 15 de enero en la Universidad de Miami.
-Es invitado a colaborar en el blog Gaspar. El Lugareño, por su creador Joaquín Estrada Montalván.
2013
-Invitado por la Presidencia del Gremio Artístico Latinoamericano. GALA (integrada por la teatrista boricua Maddy Rivera y el escritor cubanoamericano Antonio Armenteros) integra la nueva agrupación.
-A petición de la Presidencia de GALA, funge como Jurado del Concurso Internacional de Poesía «Facundo Cabrales».

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