Thursday, March 26, 2015

Card. Jaime Ortega anuncia su retiro

Este Consejo, específicamente, se celebra tres años después de presentar su renuncia al Santo Padre según estipula el Código de Derecho Canónigo, la que se hará efectiva cuando el Papa decida. ¿Tiene idea de cuándo?

“El Santo Padre me ha dicho, ‘tu carta está en mi gaveta, hay que esperar otro momento un poquito más propicio y después, ya veremos’. No tengo idea de cuándo será, pienso que sea, quizás, durante este año. Casi siempre los cardenales estamos más tiempo, nos dan dos años, aunque ya yo voy para tres. Hay un límite absoluto: los ochenta años, pero, sinceramente, no espero llegar a ese límite, pues ya uno tiene más riesgos de enfermar y perder facultades”.

Teniendo en cuenta que usted es el obispo que más tiempo ha permanecido en la que primero fue diócesis y luego arquidiócesis habanera, ¿le preocupa el retiro? ¿Ha pensado en qué hará después?

“Ya son treinta y tres años como arzobispo, con vivencias muy interesantes. No me preocupa el retiro. Lo asumo con un sentido muy cristiano de la vida. Cuando me nombraron obispo, muchas personas, incluso otros obispos, se me acercaron para decirme: ‘Ay, lo que te ha caído encima’. Yo tenía cuarenta y dos años y me parecía que era demasiado joven aún, sin embargo no podía aceptar ese espíritu de temor, de miedo por lo que podía venírseme encima. Nunca he podido enfrentar la vida de esa manera. Por eso me dio mucho gozo cuando Francisco, recién electo Papa, dijo: ‘Para mí esto ha sido una sorpresa, una alegría, y que Dios me perdone’. Después fue más explícito al decirle a un periodista: “Yo esperaba el día de mi sacerdocio, de mi ordenación sacerdotal, y me sentí muy contento, creo que un sacerdote debe sentirse contento de ser sacerdote, si no no lo podría ser”. Y es verdad, el día que me nombraron obispo, me pasó igual, me sentí contento y no puedo decir otra cosa porque sería una insinceridad, pero la gente relacionaba aquel nombramiento con un honor y una carga, y yo no pensaba ni en el honor ni en la carga, me disponía a vivir un nuevo ministerio para servir a la Iglesia y si lo asumía con tristeza y abatimiento no sería digno de eso.

”Creo que el retiro lo enfrentaría de la misma manera. Lo enfrento ya, desde antes, pues he estado acondicionando el lugar donde voy a vivir, muy cerca del arzobispado, en lo que es hoy el Centro Cultural Padre Félix Varela y en el mismo espacio donde estuvieron las habitaciones del cardenal Arteaga. Sí, he pensado en qué haré después. Vida pastoral hay que seguir teniendo, atenderé algún lugar, visitaré algún sitio, me moveré de una comunidad a otra, recibiré visitas. Algunas personas me han recomendado escribir mis memorias, y si Dios me lo permite las escribiré o las dictaré. Tendré que seguir asistiendo, por ejemplo, al Consistorio, pues aunque tenga más de ochenta años, como cardenal es una obligación. Atenderé y asumiré cualquier envío del Papa, espero viajar a algunos lugares que por falta de tiempo no he tenido la posibilidad de conocer. ¡Cuántas veces me han invitado a Chile!, es un país que nunca he visitado y me encantaría ver. Quisiera aprovechar ese tiempo para visitar todas esas pequeñas comunidades que nunca he visitado o que he estado en ellas de manera muy veloz, ahora quisiera estar para compartir y conocer… Me sobrecogen esas comunidades que están en el medio del campo, en una casa, en un batey, y que son magníficas”.

¿Retirarse a un lugar tan cercano a la residencia habitual del arzobispo no podría crearle problemas a su sucesor?

“Me han recomendado retirarme a un sitio más apartado para no darle celo al otro obispo, pero no lo veo ni lo creo así. Cuando yo llegué a esta sede, aún vivía y hasta presidía algunas celebraciones, monseñor Evelio Díaz, y ya había pasado también por la arqui-diócesis monseñor Francisco Oves. Monseñor Evelio vivía en un lugar muy incómodo, no fue bien alojado el pobre arzobispo, él mismo no cuidó esta edificación y se hallaba viviendo en casa de su hermano, en una habitación ubicada en un tercer piso. Atendió durante mucho tiempo la capilla de Tarará, hasta que la cerraron, pero lo invitaban a predicar en todas partes, fiestas patronales, días de precepto. Todo sucedía estando yo aquí, es más, a veces ni me enteraba. Monseñor Evelio predicaba muy lindo, era un poeta. La gente disfrutaba escuchándolo”.

Le seré muy sincera (interrumpo), no creo que sucederá lo mismo con usted.

“Pero no es porque el obispo se entere. Tiene que enterarse, por supuesto, pero no importa”.

Pero a esa realidad le añadiríamos además, que usted es cardenal, el único cardenal que hay en Cuba y como figura pública de nuestra Iglesia ha tenido un papel importantísimo en el diálogo con las autoridades del país…

“Eso es verdad, pero cuando he dialogado con las autoridades lo he hecho siempre en nombre de la Iglesia y no a título personal. La ciudad de La Habana es una plaza muy importante. Aquí está el nuncio apostólico, aquí están las más altas instancias del Gobierno, tenemos a los diplomáticos, la prensa extranjera y, territorialmente, es una diócesis extensa y variada en su composición. Abarca La Habana, Isla de la Juventud y territorios de las provincias de Mayabeque y Artemisa. Durante mi episcopado he compartido con nuncios muy populares, que han visitado todas las parroquias, y para mí ha sido un honor y hasta un descanso que ellos oficien una celebración, prediquen… Pero aunque vaya el nuncio, y hasta confirme, porque algunos lo han hecho, aquí se sabe bien quién es el obispo, la gente lo llega a saber muy bien.

”Es una plaza bien, bien difícil. Es el lugar donde habrá, además, un obispo emérito y eso, reconozco, debe tenerse en cuenta. Es la plaza que cuenta también con obispos auxiliares, donde hace falta mucha colaboración, y todas estas personas, en un momento dado, son una gran ayuda y benefician la vida de la diócesis, la enriquecen. Pienso que ningún obispo en Cuba es celoso, y el que nombrarán saldrá de dentro de ellos”.

Pero Francisco puede sorprender hasta con uno cuyo nombre no esté en la lista de posibles candidatos…

“Bueno… Él contará conmigo, como es natural [Ríe]”

(Ver entrevista completa en Palabra Nueva)

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