Foto/Habana Radio
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¿Cómo descubriste la existencia del Ballet Contemporáneo Endedans?
En una recepción que ofrecía la Misión de Cuba ante la ONU con motivo del Havana Film Festival de Nueva York, tuve la oportunidad de conocer al crítico Luciano Castillo. Fue él quien me habló de Camagüey y del Ballet Contemporáneo Endedans. Recuerdo que le entregué mi tarjeta y le pedí que se la entregara a la directora para que se comunicara conmigo, pero te confieso que no creí que algo importante podía resultar. Sin embargo, al cabo de una semana recibí una invitación de Tania Vergara. Enseguida me reuní con mis compañeros de Windows Project, los puse al tanto, y se decidió que me acompañaran tres miembros de la dirección.
«Te juro que pisando tierra camagüeyana nos enamoramos de una ciudad que tenía muy bien ganado su nombramiento como Patrimonio Cultural de la Humanidad. Fue tan calurosa la bienvenida de Tania; de Julio César Delgado, encargado de las relaciones públicas de la compañía… Y luego se produjo como un amor a primera vista en cuanto conocí a los bailarines. Me gustó mucho la compañía porque evidenciaba no solo un fuerte nivel interpretativo, sino un verdadero dominio de lo clásico, lo cual es primordial para la labor que desempeño. Porque aunque explote la técnica contemporánea de la cintura hacia arriba, para mí es fundamental que los arabesques sean arabesques.
«Por aquel entonces Camagüey celebraba su aniversario 500. Me llamó la atención que a pesar de sus años la ciudad se mostrara viva, sensual, joven, enérgica, en progreso..., con sus calles adoquinadas que parecen serpientes que te acechan todo el tiempo. Quedé fascinado con lo que me encontraba a cada paso: una plaza, una catedral; gente vendiendo algo, trabajando, tomándose un café o simplemente besándose, y en el medio de todo ello un viento suave que me embriagaba, que me acariciaba. Esas motivaciones me condujeron a montar Momentos en el viento».
Eres el primer cubanoamericano que te conviertes en director artístico de una compañía en la Isla...
Al principio era muy importante abrir las ventanas, pero después nos percatamos de que era esencial que el proyecto echara raíces para que fueran mejores sus frutos, porque no resultaba del todo provechoso para ninguna de las partes venir por dos o tres semanas, montar una obra y marcharse.
«Estamos convencidos de que para que el proyecto tome fuerza, se ramifique, es primordial la sistematicidad, el trabajo continuo. Y Camagüey y el Ballet Contemporáneo Endedans me brindaban esa posibilidad. Me atraía sobremanera el hecho de que la compañía, además de su nivel técnico artístico, mantiene un vínculo muy estrecho con la escuela de ballet y una labor muy estable con los niños de la comunidad. Y si bien me interesa crear, también considero esencial educar. En este último aspecto Windows Project puede ayudar mucho, propiciando el intercambio con universidades, academias de ballet, coreógrafos...».
«Ahora, sin abandonar mis responsabilidades y compromisos en Nueva York, me toca lograr, junto a su directora Yaylin Ortiz y su equipo de trabajo, que el Ballet Contemporáneo Endedans se supere a sí mismo, que crezca aún más su ya alto nivel técnico y artístico, diversificar su repertorio, renovar su estética, propiciarle otros intercambios culturales y educativos... Me encantaría, por ejemplo, crear un laboratorio coreográfico para el desarrollo de jóvenes coreógrafos en Cuba... Ahora sí mis nuevos sueños han echado a andar». (Leer entrevista completa en Juventud Rebelde)
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