GUANTÁNAMO.— El joven bailarín guantanamero Esteban Santiago Aguilar Domínguez se siente como si fuese el hijo pródigo que parte de casa para emprender un camino en pos de la realización de un sueño. No debió resultar una decisión fácil y así lo hizo saber. Para ello tuvo que separarse de la compañía Danza Fragmentada (CDF), institución a la que lleva ligado más de 13 años como profesional y a la que tantos buenos recuerdos lo unen.
Allí se inició en el mundo fascinante de los giros y saltos, montó sus primeras coreografías y con ellas ganó sus premios con tan solo seis años, pues desde entonces sentía que el baile formaría parte del resto de su vida. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS) desde el 2003 y de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba desde el 2010, acaba de obtener el Premio de Interpretación Masculina de Danza Contemporánea Ramiro Guerra por la obra del año.
Esteban asegura que la pasión por el baile la lleva en la sangre por herencia de su madre (Esther Domínguez Pineda, profesora y regisseur de la compañía), quien prematuramente lo puso en contacto con Fragmentada, donde creció. También por eso ve en el director de este colectivo, Ladislao Navarro Tomasén, a un padre y un amigo.
«Yo estoy montando coreografías desde mi infancia; una práctica que siempre nos ha inculcado Ladislao, quien nos motiva a crear y experimentar desde que formamos parte de la Academia Infantil, donde matriculé desde su primer curso en 1996. Desde el principio él nos dejó muy claro que no quería máquinas para moverse, sino personas que pensaran, que crearan. Esa filosofía se la agradeceré toda mi vida.
«Así surgió mi primera obra. La titulé Buscando el venado, inspirada en el filme 1492: la conquista del paraíso, donde Gerard Depardieu asume el rol de Cristóbal Colón a su llegada a América... Las películas son fuentes de inspiración para mí. Gracias a ellas obtuve el Gran Premio en las cinco ediciones del concurso Mi mundo de fantasía, en el que participé, interpretando mis propias obras».
¿Cuál es tu metodología para montar una coreografía?
Es un proceso algo raro, por lo menos conmigo sucede así. En mi cabeza se diseña la coreografía, cómo son los pasos, pero después el proceso es medio loco, las imágenes fluyen solas. En ocasiones quito, otras veces pongo algún movimiento, hasta que la obra queda lo más acabada posible, porque nunca me siento satisfecho.
«Cualquier cosa me puede inspirar: el ser humano, los sentimientos, el medioambiente, una partitura, el cine, una pintura..., la vida. Luego los movimientos se acoplan con la música y lo último que escribo es el guión. Tengo varias obras donde utilizo los elementos de la naturaleza y la teatralidad, algo que asumí de Fragmentada.
«La danza teatro es una de mis líneas estéticas. Por eso para mí resulta muy importante el uso del silencio, de la gestualidad. Cuando hay un silencio total se puede sentir la respiración y el movimiento del bailarín. En ese momento me siento muy libre, es también genial crear sin estar atado a una música creada, sino aprovechando la energía que surge en ese instante. Pienso que utilizar todas las posibilidades del cuerpo forma parte ya de mi sello como coreógrafo».
¿Cómo debe ser el entrenamiento del bailarín?
Como el de un deportista de alto rendimiento. Hay que ser muy exigente y responsable con tu cuerpo. La carrera del bailarín es muy corta y si no nos cuidamos dura mucho menos. En el caso de danza contemporánea, lo que pierdas un día por haber dejado de entrenar, después resultará difícil recuperarlo. (ver entrevista completa en Juventud Rebelde)
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