(JR) De tarde en casa, tratando de coger algo de fresco durante el muy caluroso y adelantado verano cubano, varias voces de asombro y gestos fascinados llamaron mi atención.
No hizo falta preguntar sobre aquella algarabía en medio de la calle, pues la calabaza gigante, que exhibía Yodanis Vázquez Verdecia, vendedor ambulante de 33 años de edad, paraba en seco a vehículos y peatones, y vecinos salían de sus casas para admirarla.
Resulta que este trabajador por cuenta propia, quien reside en Calle #9, del reparto La Belén, de la ciudad agramontina, mostraba orgulloso su «hortalizón» de 50 libras de peso.
Pero de repente, y con centímetro en mano, la modista Margarita, vecina de la calle Matadero, salió de su hogar y midió «en un abrir y cerrar de ojos» la altura del fruto: 70 centímetros, y su circunferencia o perímetro, 107 centímetros. (Leer texto completo en Juventud Rebelde)
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