"Entiendo que el tiempo ha cambiado y que nosotros vivimos en el tiempo de la imagen y esto es muy importante”. Sin embargo, “en el tiempo de la imagen se debe hacer lo mismo que se hacía en el tiempo de los libros, elegir las cosas que me hacen bien. Y aquí puedo decir dos cosas”.
“Primero, la responsabilidad de los centros televisivos, de hacer programas que hagan bien con los valores, construyan la sociedad y nos lleven adelante y no abajo. Y después, hacer programas que ayuden a que los verdaderos valores se hagan más fuertes y nos preparen para la vida. Esta es la responsabilidad de los centros televisivos”.
“Segundo –añadió-, saber elegir los programas. Si yo veo que un programa no me hace bien, me echa abajo los valores, me hace ser vulgar y entrar en la vulgaridad, también en la porquería, debo cambiar el canal. Como se hacía en mi edad de piedra, que cuando un libro era bueno uno lo leía y cuando te hacía mal, lo tirabas".
Ante los jóvenes que lo escuchaban atentos, Francisco dijo que había también un tercer punto: “El punto de la mala fantasía que mata el alma. Si usted que es joven y vive atado, pegado a la computadora, se hace esclavo de la computadora, entonces pierde la libertad. Y si usted en el computer busca programas sucios, pierde la dignidad. Ver la TV, usar la computadora para las cosas grandes, que nos hacen crecer, es bueno”.
En el vuelo de regreso a Roma, el Papa concedió una rueda de prensa donde profundizó este tema a pedido de una periodista.
Francisco dijo que muchos padres le cuentan que si bien están con los hijos en la mesa, los jóvenes andan conectados al celular “y en otro mundo”. “Es verdad que el lenguaje virtual es una realidad que no podemos negar” y “debemos llevarla por buen camino porque es un progreso de la humanidad, pero cuando esto nos lleva fuera de la vida común, de la vida familiar, de la vida social (...) es una enfermedad psicológica”. (Leer texto completo en ACI Prensa)
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