Wednesday, July 15, 2015

Aviso y poemas de Waldo González López

Nota del blog: Agradezco a Waldo González López  que comparta con los lectores el texto que escribió como introducción a su poemario Trazo estos signos sobre la arena, y  una selección de los poemas que incluyó en el presente volumen. Asimismo, le agradezco el detalle de hacerme llegar un ejemplar dedicado.


AVISO
Nota introductoria escrita por  Waldo González López
 en su poemario Trazo estos signos en la arena


Tras la publicación en Cuba de una quincena de poemarios y dos autoantologías de mis versos, ahora me place presentar mi primer libro en Miami, con mis textos preferidos a lo largo de un extenso y —no obstante ocuparme, durante décadas en numerosas antologías con los ‘poemas de otros’, parafraseando a Benedetti— también intenso periplo desde que, en 1977, publiqué mi primer título por la Editorial Arte y Literatura: Este himno, la vida.

Veinte años después, en la Santa Clara de 1997, los jóvenes de Sed de Belleza me editaron otro poemario en su prestigiosa Colección Homenaje: Las palabras prohibidas, donde —con ilustraciones del destacado artista plástico Ernesto García Peña—, incluí poemas escritos entre 1983 y 1995 y solo algunos de dos libros anteriores: Salvaje nostalgia —finalista del mexicano Premio Plural en 1990, aparecido en La Habana de 1991 por la Editorial Letras Cubanas y, en 1993, llevado a una exposición homónima de este pintor y dibujante—, y Casablanca que, por cálida gestión del colega crítico literario y profesor colombiano Carlos Vásquez Zawadzki, viera la luz por la Universidad de Cali, en 1995, con ilustraciones del también relevante artista plástico cubano José Omar Torres.

El presente volumen aborda el amor y la amistad, el tiempo y la caducidad de la vida. Y, como en otros de mis poemarios, añado temas sobre distintas manifestaciones del arte y la literatura.

Me satisface de veras publicar —ya próximos mis 70 años, que cumpliré el 10 de enero de 2016— este haz de versos en la prestigiosa Colección Caminos de la Poesía de Ediciones Baquiana, a cuyos fraternos gestores agradezco su gesto de bonhomía.




CASABLANCA

                 A Enrique Pineda Barnet, silbando la melodía


Él y Ella penetran en su mundo.
Surgen translúcidos
en el viento de la noche
y luego parten entre las brumas.
Ignoran que todo se perderá
según pasan los años.
Avivan el fuego que los consume
y más tarde los convertirá
en cenizas entre el polvo,
acaso ya solo recuerdo
de estas horas irrepetibles.



LA MAGA

             A Carmen Serrano Coello


Llegó para quedarse entre nosotros:
esta nostalgia de adolescentes
ya nos salva de las horas.

Otra vez somos
los inocentes hechiceros.



LUZ

       A Pedro Valdés Piña, titiritero amigo


Una salvaje nostalgia
instala su inquietud,
se adueña de todo.
Mi hijo no lo sabe,
pero ahora estoy más cerca
de sus sueños, de su risa.
Evoco los idus de entonces
que regresan en ráfagas.



ERAS

       A Fermín Carlos Díaz


Y un hálito de nostalgia
te agredía entonces,
dejándote en vilo
frente al abismo de un tiempo
indetenible.
Y eras de pronto
un duende de rarezas y misterio,
donde recalaba toda la ausencia
del frágil otoño,
la inclemencia de tu gesto vago,
hacia parajes entrevistos
entre la niebla feroz
de la melancolía.
Trazo estos signos en la arena



BOCETO

           Al pintor y dibujante Lázaro Noris.
          A la memoria del poeta y narrador Alberto Acosta-Pérez


Una suerte de alegría aliada a la nostalgia,
un bosquejo del azoro cotidiano.
Un nuevo rumbo para el sueño,
una pena que ya se aleja
entre la solitaria bruma.
Una querencia como la trágica
sonrisa de los pobres.
Unas pupilas que se quedan sin remedio
aferradas a un tiempo tenaz,
inesperado.
Unas manos que te alumbran bajo la piel,
un irse quedando en el recuerdo.


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