-Santo Padre, muchas gracias por este diálogo que nos ayuda también en nuestro trabajo. Hemos visto que ha ido muy bien la mediación entre Estados Unidos y Cuba. ¿Podría suceder algo similar en otras situaciones delicadas del continente latinoamericano, como Venezuela y Colombia? Además, tengo una curiosidad: mi padre tiene unos años menos que usted y la mitad de su energía. ¿Cuál es su secreto?
- ¡Cuál es su droga quisiera preguntar él! ¡Esa era la pregunta! (risas). El proceso con Estados Unidos no fue mediación, no tuvo carácter de mediación. Había un deseo que llegó, del otro lado también un deseo y luego, digo la verdad, esto fue en enero del año pasado. Pasaron tres meses y solo recé sobre esto. No me decidí, pensaba qué podía hacer con estos dos que desde hace más de 50 años están así.
Después el Señor me ha hecho pensar en un cardenal, él fue allá, habló, y después, no he sabido nada, pasaron meses y un día el secretario de Estado, que está acá, me dijo: “Mañana tendremos la segunda reunión entre los dos grupos”. ¿Cómo? “Sí, los dos grupos se hablan, están haciendo...”. Sucedió solo, no hubo mediación, fue la buena voluntad de los dos países. El mérito es de ellos, que hicieron esto. Nosotros no hicimos casi nada, solo pequeñas cosas. Y a mediados de diciembre fue anunciado. Esta es la historia. En serio, no hay más.
Lo que me preocupa en este momento es que no se detenga el proceso de paz en Colombia, esto debo decirlo. Auguro que este proceso de paz siga adelante. En este sentido, nosotros estamos siempre dispuestos ayudar, hay muchas formas de ayuda, pero sería una cosa fea que no pueda ir adelante.
En Venezuela, la conferencia episcopal trabaja para hacer un poco de paz ahí también, pero no hay ninguna mediación. Lo de Estados Unidos fue el Señor, dos cosas por casualidad y después fue solo. Después, sobre Colombia: espero, rezo y debemos rezar para que no se detenga este proceso, es un proceso de más de 50 años ahí. Y cuántos muertos, oí que fueron millones. Y sobre Venezuela no sé nada más.
- ¿Su secreto?
-¿La droga? Bueno, el mate me ayuda. Pero no probé coca, eso está claro ¿no?
-Hemos hablado un poco de Cuba. El trabajo que usted ha hecho para acercar a dos enemigos. ¿Qué papel internacional cree que debe tener Cuba? ¿Debe mejorar su respeto de los derechos humanos y del respeto a la libertad religiosa? ¿Usted cree que Cuba corre el riesgo de perder algo en su relación?
-Los derechos humanos son para todos. No se respetan los derechos humanos sólo en uno o dos países. Yo diré que en muchos países del mundo no se respetan los derechos humanos, en tantos países del mundo. ¿Qué pierde Cuba? ¿Qué pierde Estados Unidos? Los dos ganarán algo y perderán algo. En una negociación es así.
Lo que ganarán seguro es la paz, el encuentro, la amistad y la colaboración. Lo que perderán no soy capaz de pensar qué cosas concretas son. Pero siempre en una negociación se gana y se pierde. Volviendo a los derechos humanos, hay que pensar que en el mundo hay países, incluso alguno europeo, que no te deja una señal religiosa por diversos motivos. En otros continentes lo mismo. La libertad religiosa no es una cosa en todo el mundo. Hay tantos países donde no se da. (Ver texto completo de la rueda de prensa del Papa Francisco en el vuelo de regreso de Sudamérica, en ACI Prensa)
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