Tuesday, August 25, 2015

Crucifijo de San Jerónimo en Las Tunas presidirá altar de la Misa Papal en Holguín


(COCC/Vicente Ignacio Álvarez Morell) Después de 74 años de entronizado el Cristo Crucificado de la Iglesia Parroquial Mayor de San Jerónimo de Las Tunas, al este de Cuba, saldrá por primera vez del templo parroquial -este domingo 23 de agosto- para colocarse en el estrado confeccionado en la Plaza Calixto García de Holguín donde el Papa Francisco presidirá la Santa Misa, el próximo 21 de septiembre.

La imagen de Cristo crucificado, situada actualmente en la pared frontal del altar mayor, es de tamaño natural y mide 145 por 170 centímetros junto a la cruz de cedro de 183 x 2032 centímetros. Representa una talla policromada de Cristo lograda con gran maestría y oficio, con un modelado acorde con los cánones académicos donde a través del modelado, el color y la textura la autora supo captar la agonía del pasaje bíblico.

Su autora, Cruz Medina de la Cueva, después de la realización del escudo de la ciudad de Las Tunas en 1937 -obra también de su autoría- incursiona en la iconografía religiosa legándonos una obra artística orgullo de los tuneros.

Cruz Medina, natural de Trinidad (Las Villas), se asienta en Victoria de las Tunas donde contrae matrimonio con Manuel Sánchez, unión de la que nacen sus dos hijos: Josefina y Manuel de Jesús.

Ella era de formación autodidacta, tenía habilidad técnica para la escultura y la pintura, por lo que estableció así una academia privada en el año 1935, ubicada en la Calle Colón, donde impartió clases a jóvenes aficionados del pincel, entre los que se encontraban Héctor Hernández Cabrera y las hermanas Carmen y María Batallán Vieiro.

La autora donó el costo de la mano de obra y acompañada de la señorita Magnelia Yabor recaudaron donativos de los católicos tuneros para la compra de los materiales para su realización. La confección de la obra se realizó en su Academia-Taller de la calle Colón y duró tres años. Durante este tiempo no contó con ninguna imagen de modelo, por lo que indiscutiblemente se considera este retablo como una obra escultórica de gran valía. Antes de ser definitivamente concluida la autora pidió a la feligresía que hicieran promesas al Cristo crucificado y las depositaran -en pequeños papeles- dentro del cuerpo del Cristo para finalmente sellarlo. (sigue)

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